Hoy en día convivir con los demás y dormir es un lujo.
Actualmente la vida es muy acelerada, te exige cada día más, te pide que estudies, trabajes, domines otro idioma, tengas planes de inversión, formes una familia, consumas productos orgánicos, estés informado de la vida política, social y económica del país, si no cumples con ello eres un loser.
Todo es contra reloj, nos levantamos, bañamos, corremos, trabajamos, hacemos el super, uno come lo que encuentra y en algunos casos se llega a casa a revisar tareas, bañar a los niños, preparar la cena, siendo que los fines de semana se lava la ropa, se visita a la familia y se limpia la casa.
Pero en toda la relatoría anterior, en donde quedas tu como persona, en que momento te da tiempo para estar contigo mismo, leer un libro, ver una película, reflexionar sí tienes o no la vida que querías de niño o simplemente llegar a casa y tirarte en el sofá sin que te reclamen que no haces nada.
Por lo que debemos hacer un alto en el camino y sentarnos a reflexionar de las cosas verdaderamente importantes para ti, tu familia y crecimiento personal.
Debemos hallar el por qué decidimos venir a este mundo. Creo que nuestra misión de vida no es saber separar la ropa al momento de lavarla, reconocer que bolso combinar con tu atuendo del día de hoy o reflexionar que corbata va con tu camisa, con todo esto no quiero decir que no te importe tu arreglo personal o que se manche la ropa, ya que estas son tareas cotidianas que nos ayudan a tener orden en nuestra vida y convivir en sociedad.
Pero te has preguntado alguna vez ¿por qué naciste en México y no en Puerto Rico? ¿por qué estás en esta época y no fuiste un guerrero azteca o un samurái? ¿por qué naciste en tu familia y no en la del vecino? ¿Qué es lo que hace latir a tu corazón?, en este aspecto me refiero al ámbito emocional y no funcional del órgano en comento.
Hay que reflexionar que está vida es tan corta comparada con la vida de la tierra y del universo, que se te va en un instante. Si cierras lo ojos, creo que podrás recordar las caricaturas que veías de niño, como era tu escuela, cual era tu juguete favorito y la materia que odiabas estudiar, pero sí ahora los abres te darás cuenta que estás rodeado de pendientes del trabajo, reuniones pospuestas con tus amigos, pago de servicios (agua, luz, internet, renta) y sobre todo sin tiempo para ti.
Quiero decirte que esta vida, no es para perder el tiempo, es para aprovecharlo y ser quien realmente eres, ya que cuando llegue el punto final de nuestra historia, no recordarás aquel día que no le pusiste sal a la sopa, o sí mandaste un reporte en Word y tenía que ser en Power Point.
Al momento de partir, haremos un balance de nuestras experiencias buenas o malas, de las charlas donde perdíamos la noción del tiempo, de sí expresamos o no nuestro amor hacia los demás y si estuvimos en las buenas y en las malas con familiares y amigos.
Por lo que cada uno tiene el poder de escribir su historia, ser el actor principal, redactar los acontecimientos relevantes de su vida y decidir cuales actores deben aparecer, desaparecer o estar en segundo plano.
Date la oportunidad de que tu corazón te diga hacia donde debes ir para ser feliz.
¡Haciendo las paces con uno mismo!