Todos somos LUCA

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Generalmente siempre hacemos diferencias entre estadounidenses, mexicanos, centroamericanos, japoneses o europeos y para cada uno de ellos les ponemos una etiqueta, para lo cual los identificamos como bélicos, flojos, violentos, trabajadores, educados o cultos. Cada vez, que vemos a un extranjero en la calle, me imagino que nos inventamos una historia sobre su vida en nuestra cabeza y probablemente, también ellos, al escuchar hablar de un mexicano puedan pensar que nos dedicamos a actividades ilícitas y cantamos junto con un mariachi.

 

Asimismo, alguna vez en la historia se ha categorizado a los seres humanos en primera, segunda o tercera clase, dependiendo de su color de piel, su dinero, su origen étnico o su religión, dependiendo de esa condición, han tenido acceso o no a sus derechos humanos.

 

Eso mismo, hacemos con los animales, toda vez, que pensamos que no tienen sentimientos, al no externar su dolor en una manifestación sobre Reforma o en el Zócalo, o vía Facebook con un emoticon, por lo que, se nos hace fácil traficar con la totoaba, cazar a la vaquita marina, lastimar a elefantes y rinocerontes por sus cuernos, despojar a los jaguares de su casa y para nada nos importa disminuir la emisión del dióxido de carbono, siendo que es un factor muy relevante para el calentamiento global.

 

De hecho, hay personas que piensan que es necesario explotar y en su caso destruir a la naturaleza para que el hombre pueda satisfacer sus necesidades de supervivencia.

 

Pero esto que estamos haciendo contra la naturaleza, no es un tema actual, el escritor Yuval Noah Harari en su libro “Sapiens de animales a dioses”, nos comenta que a lo largo de la historia, el hombre ha explotado a la naturaleza, siendo el causante de la extinción de un gran número de animales como han sido los mamuts, felinos dientes de sable, perezosos gigantes y hasta las aves elefantes.  Por lo que el Homo sapiens ostenta el récord entre todos los demás seres vivos de provocar la extinción del mayor número de especies y plantas.

 

No obstante, olvidamos un pequeño detalle: todos los seres vivos de este planeta descendemos de un único organismo llamado LUCA (por sus siglas en inglés) que significa “Last Ultimate Common Ancestor”. Este organismo permitió propagar la vida tal y como la conocemos hoy en día, en sus diferentes reinos animal y vegetal.

 

Hay que recordar que la vida que conocemos hoy en día, es el resultado de miles de millones de años de evolución. Nuestro planeta se formó hace 4,500 millones de años y hasta hace 3,800 millones de años aparecieron los primeros organismos con lo que dio inicio la biología y hasta hace 6 millones de años compartimos con los chimpancés a la misma abuela.

 

Así que no hay que olvidar que tanto mexicanos, chinos, españoles, americanos y chimpancés provenimos de un organismo vivo en común.

 

Por lo que cada vez, que lastimamos a un organismo de la naturaleza, también acabamos con una parte de nuestro ser. Es como lastimar a alguien de nuestra familia o incendiar nuestra propia casa.

La evolución, ha permitido al Homo sapiens tener conciencia y estar al frente de las revoluciones científicas e industriales, de explorar el espacio e incluso contar con la primera fotografía de un agujero negro en la historia, por lo que hay utilizar esa inteligencia para ayudar al planeta, para reconocer a todos los seres humanos como iguales tanto en cuestión biológica como en derechos humanos. Debemos de respetar en lo posible, el espacio de cada una de las especias y aprender a convivir en armonía aquí en la Tierra.

 

¡Haciendo las paces con el planeta!

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