Expartidos, rapiña de bienes
Por no alcanzar el mínimo del 3% de los electores en los comicios federales del año pasado, para mantener el registro y con ellos las “prerrogativas” que no es otro que dinero y más dinero. Pese a ello, durante 10 meses recibieron sus participaciones federales a través del Instituto Nacional Electoral, que lidera Lorenzo Córdova.
Buscaron, a través de los tribunales electorales federales el mantenerse como partido. Buscaron incluso con alianzas con Morena, pero todo falló. No lograron convencer que su presencia era necesaria por el número de seguidores. Simplemente, les quitaron el registro.
Y, no es la primera vez que les quitan el registro a los partidos chiquititos; los minichirris. Partidos que surgen al amparo de los presidentes en turno, para tener organizaciones lectorales satélites que les proporcionen la imagen de elecciones democráticas.
Les hemos pagado a políticos sus organizaciones. Así pasó, desde 1982, con el Auténtico de la Revolución mexicana (PARM), Socialista Unificado de México (PSUM); el Demócrata Mexicano (PDM); el de la Revolución de los Trabajadores (PRT); Socialista de los Trabajadores (PST); Social Demócrata (PSD); Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN); Mexicano Socialista (PMS); Frente Democrático Nacional (FDN); Alianza Social (PAS); Sociedad Nacionalista (PSN); Centro Democrático (PCD); Alternativa Social Demócrata y Campesina (PSD). Todos están desaparecidos, pero nos costaron muchos, pero muchos miles de millones de pesos.
Si me queda claro que la democracia más cara es la que no existe, la democracia mexicana viene desde el gobierno. Es la que da una graciosa canonjía a los mexicanos para tener opciones que ellos mismos promueven. Los partidos no tienen fundamentos ideológicos, ni mucho menos democráticos.
Los últimos en perder sus registros son el PANAL, invención de Elba Esther Gordillo, que apoyo a Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, pero que fue marginada por Andrés Manuel López Obrador y Morena.
Surge un fenómeno. Los bienes del PANAL y PES, que perdieron sus registros federales, no se devuelven al Pueblo que pagó por ellos, sino a sus estructuras locales. El dinero se entregó a los partidos federales, no a los locales. No son herencia. Sería bueno hace un plebiscito sobre el financiamiento de los partidos políticos.
El pueblo está cansado de pagarle a parásitos presupuestarios. En muchas naciones los partidos se mantienen con sus propios esfuerzos, mediante la venta de libros, propaganda, servicios, conferencias, organizar networking, apoyos sociales, cuotas de sus militantes.
La clase política cuesta mucho dinero al erario; dinero que podría estar destinado a la construcción de escuelas, hospitales, carreteras, infraestructura, agua, drenaje. Un mejor nivel de vida para todos los mexicanos y no sólo para enriquecer a una casta de personajes que no producen ni un frijol, pero son inmensamente ricos al amparo de la política.
Esto debe cambiar. En México, todo se carga al presupuesto. Si vamos a ahorrar, que sea en serio.
PODEROSOS CABALLEROS: Empresarios del sector petrolero están pendientes y observando el desarrollo de la próxima licitación de 6 paquetes de construcción para la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco, entidad gobernada por Adán López. Esto se desarrollará a finales de junio y quien tomará la decisión es la mismísima secretaria de Energía, Rocío Nalhe. Se espera que al mismo tiempo, todas las secciones estén en levantamiento de obra y podamos cumplir la construcción de la refinería en tres años, lo que se ve muy complicado. Sigue la euforia y optimismo del gobierno federal, al estimar que en tres años estará en marcha la refinería y confió en que en cinco años o menos se recuperará la inversión destinada por el gobierno federal a la obra, que es de 8 mil millones de dólares. Eso sería un milagro, pero como se apuesta al olvido de las promesas, nadie se acordará en cinco años el pronóstico que hizo Nalhe. Para ese entonces, apuesta que será gobernadora de Veracruz y su hermano, en Zacatecas. Bueno, eso creen.
RESPONSABILIDAD SOCIAL: El plan de verificación vehicular que pretende imponer en la Ciudad de México, la gobernadora Claudia Sheinbaum, es auténticamente un galimatías. para ella y sus asesores, los autos nuevos y viejos contaminan por igual. No impone sanciones a transporte de pasajeros y del mismo gobierno estatal, si son contaminantes ostensibles y, lo peor de todo, es que no castiga a las empresas contaminadoras. Si bien los automotores son altamente contaminantes, es también evidente que no son los únicos. El plan para recuperar la salud de los mexicanos que vivimos y trabajamos en la capital del país, no es mediante reglas que sólo buscan la negociación con empresarios automotrices. Sino, como en Europa, que impongan normas de un número determinado de emisiones para otorgar la salida de fábrica de vehículos. Todo lo demás es demagogia.
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