Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
· No nos queda más que aceptar las condiciones de Trump
· Pero acerquémonos a Oriente: India, Turquía, Rusia, China
El gobierno de la Cuarta Transformación no se vio nada digno al bajar la cerviz ante el magnate – Donald Trump-que tiene en sus manos los destinos de la llamada Unión y que, siendo hijo de inmigrantes, no quiere a los inmigrantes prietos en territorio donde los pueblos originarios son extranjeros en su propia tierra.. Los morenistas entregaron todo por un plato de lentejas.
Ahora, tienen que hacerle el trabajo sucio a Trump, deteniendo el paso de las migraciones forzadas provenientes de Honduras, El Salvador y Guatemala. Y López Obrador tuvo que cambiar de objetivos. Había anunciado la creación de la Guardia Nacional para garantizar la seguridad pública, social, de los mexicanos, vapuleados por las bandas del crimen, de las grandes empresas del narcotráfico. La idea original era la pacificación del país. Ahora, las tropas de la Guardia están ya destinadas a combatir las migraciones porque si no lo hacen, Trump le impone aranceles a todo lo que el mercado estadounidense importa de México. Dirán que Trump le prensó los dedos en la puerta al gobernante mexicano. Dirán que no había de otra.
Sin embargo, todo fue muy apresurado. No se dieron cuenta de que Trump es un boquiflojo, que hoy dice no, pero mañana puede decir quizá y pasado mañana, si. Se cuida mucho buscando siempre domeñar a su adversario y debemos aceptarlo. Ya México no es socio de Estados Unidos. Es, perdón palabra tan dura, lacayo.
A cambio de que Trump no le impusiera aranceles a los productos mexicanos, el gobierno mexicano asumió un gravísimo problema que no lo hace nada popular. La oleada de inmigrantes centroamericanos que ha invadido el país. Bien que haya que apoyar al peregrino. Pero aquí los peregrinos son utilizados por fuerzas oscuras en beneficio de la campaña electoral de Trump por un segundo periodo.
Los mexicanos se apresuraron. No vieron que tienen amigos verdaderos en eso de las relaciones económicas y comerciales. Aparte de Sudamérica y las economías de la Unión Europea, le hay aparecido varios grupos orientales que están dispuestos a ser socios de México. Ahí están los BRICS, lo otrora llamados Tigres Asiáticos, el imperio jamones, y sobre todo las nuevas potencias mundiales, India, Turquía, Rusia y China que prácticamente ya desplazaron o están a punto de hacerlo a los Estados Unidos.
Dicen que más vale tarde que nunca. El canciller Marcelo Ebrard ha expresado “la voluntad de su país por impulsar una asociación estratégica integral con China, así como mejorar los mecanismos de cooperación con la nación asiática.” Vaya. Hasta que, por fin, se dieron cuenta de que es posible desembarazarse de los mercados estadounidenses, de los cuales el comercio exterior depende en por lo menos 80 por ciento.
El funcionario mexicano llegó a Beijing proveniente de Osaka, donde encabezó la delegación del país latinoamericano a la cumbre del Grupo de los 20, celebrada el pasado fin de semana, y este lunes se reunió con el vicepresidente chino Wang Qishan.
Y “Ebrard expresó la voluntad de su país de mejorar los mecanismos de cooperación en diversos campos y promover una asociación estratégica integral entre México y China”. El vicepresidente chino destacó que tanto China como México se encuentran en una etapa vital de reforma y desarrollo, por lo que se pronunció a favor de que ambas partes profundicen su confianza política mutua e intercambien experiencias de gobernabilidad.
Wang abogó también porque China y México fortalezcan su cooperación pragmática, a fin de promover el desarrollo integral de las relaciones bilaterales y recordó los logros del PCCh al llevar al pueblo chino a completar la revolución de la nueva democracia.
“Lo que nos interesa es aumentar la presencia de México en China, la capacidad de México para exportar a China. Y las inversiones de China en México”, destacó el canciller mexicano el fin de semana en una videoconferencia desde la cumbre del Grupo de los 20 (G20) en Osaka, Japón.
Excelente idea. Diversificar las relaciones comerciales. Dejar de poner los huevos en una sola canasta.
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