Personas extraordinarias y las 10 mil horas

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Clark Kent Apadua, es un niño estadounidense de 10 años que ganó los 100 metros mariposa, con
un tiempo de 1:09:38 superando con ello el registro de Michael Phelps, este último, quien ha sido
el deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos, con un total de 28 medallas, 23 de
ellas de oro y con récord olímpico.

No solamente Clark Kent, tiene habilidades deportivas sino también toma clases de piano, artes
marciales y codifica programas computacionales, parecería que hablamos del personaje de
Superman.

Pero que es lo que hace que estas dos personas logren romper récords mundiales y los seres
humanos comunes y corrientes como yo, únicamente logramos caminar hasta la tiendita de la
esquina sin sofocarnos, la respuesta es su dedicación, esfuerzo, templanza y perseverancia.

Hay muchas personas que, gracias a su genética, logran tener un mejor rendimiento, no obstante,
personas normales pueden lograr eso, gracias a la teoría de las 10 mil horas.

En 1993, el psicólogo sueco Anders Ericsson publicó un artículo que sugería que las diferencias de
rendimiento entre músicos mediocres y aquellos que son superiores – de acuerdo con las
evaluaciones de sus profesores – son determinadas en gran medida por el número de horas que
ensayan. Después publicó otros trabajos extendiendo su teoría a otras actividades como los
deportes, el ajedrez y la medicina. Los mejores deportistas, músicos y médicos del mundo eran los
que practicaban más.

El periodista Malcolm Gladwell, más tarde popularizó este trabajo, al acuñar la “regla de las 10,000
horas” que sugiere lograr un rendimiento máximo en prácticamente cualquier disciplina es
simplemente poner 10,000 horas de trabajo.

Mozart, por ejemplo, era talentoso, pero su dedicación empezó desde los cuatro años. Pero
también podemos encontrar famosos como Madonna, Andy Warhol.

Pero, además de las 10,000 horas de trabajo que pudieran hacer estas personas, con que más
cuentan para ser excepcionales, pues con ingenio, destreza, pericia, aptitud, genio,
competitividad, capacidad, perfección y habilidad. Hay que señalar que hay diferentes tipos de
excepcionalidad como son: el maestro, el creador, el introspectivo y el influenciador.

El maestro, es una persona que adquiere una maestría total sobre uno más ámbitos de realización;
su innovación se produce dentro de una práctica establecida. Ejemplo: Mozart.

El creador, puede haber dominado los ámbitos existentes, pero dedica su energía a la creación de
un nuevo ámbito. Ejemplo: Elon Musk.

El introspectivo, su principal interés es la exploración de su vida interna y la de las demás personas
en general: las experiencias diarias y sus formas de sentir, y la acción de conciencia. Ejemplo:
Sigmund Freud.

El influenciador: Su propósito central es afectar significativamente a uno o diversos auditorios
mediante su fuerte ejemplo personal, o indirectamente mediante su obra o influjo en otros.
Ejemplo: Gandhi.

Lo relevante es que todos nosotros tenemos estas cuatro variantes en mayor o menor medida, por
lo que podemos dominar determinado ámbito, modificarlo, hacer una introspección de nosotros
mismos para comprender a los demás e influir en las personas.

Pero no sólo los deportistas o músicos pueden ser personas extraordinarias, sino también,
personas como tú y como yo, que los impulsa su fuerza de voluntad y sus ganas de salir adelante.
Hace poco tiempo me comentaron de un caso de una persona que vivió violencia intrafamiliar
desde pequeña, donde le negaron ir a la escuela, por lo tanto, no sabía leer, escribir, sumar ni
restar, pero encontró una gran asociación llamada Mujeres Tlaxcaltecas en Sororidad, donde la
apoyaron, y en su edad adulta aprendió a leer, escribir y encontró un trabajo en menos de cuatro
meses.

Si ella pudo, nosotros podemos con cualquier reto.

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