“Lo mejor de ser mamá es conocer el amor verdadero”, Demita Vega de Ville

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Ciudad de México, a 10 de mayo de 2018 (CONADE).- El amor es un sentimiento que puede representarse de distintas maneras. Para la regatista de Cozumel, Quintana Roo, Demita Vega de Lille, el deporte de la tabla, la vela y el viento representa uno de los amores más grandes en su vida; aunque desde el 30 de diciembre del 2017, Alizé llegó a darle otro color a la corriente de sus competencias.

Este 10 de mayo, se celebra la presencia de esa persona que no siempre dice lo que queremos oír, pero sí lo más acertado. En nombre de todas las guías de vida que hoy se reunirán con sus seres queridos para abrir regalos y recibir fuertes abrazos, la velerista Demita Vega nos cuenta su significado de ser mamá y amar profundamente a su hija.

“El mayor reto que he vivido al ser mamá y deportista es sobrellevar ese pensamiento de estar haciendo lo mejor para mi bebé. En cada cosa que hago, ese pensamiento aparece y a veces cuando me voy a entrenar me llega esa preocupación que solo una madre puede sentir”.

A muy pocas semanas del selectivo para los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018 que será en Cancún, la medallista de oro en Veracruz 2014 se considera en un 40 por ciento de sus capacidades físicas, pero al 100 en lo mental. Pese a haber estado un año inactiva, Vega de Lille reconoce que el nacimiento de su hija le ayudó a seguir teniendo una mentalidad ganadora.

“Tuve un embarazo complicado en el que el último trimestre lo pasé prácticamente en cama. Entre pensar en mi bebé y mi carrera deportiva se me iban los días y opté por trabajar mucho el aspecto mental competitivo; algo que estoy aplicando ahora que regresé a entrenar y noto mucho la diferencia”.

Pese a la buena disposición de la cozumeleña, la adaptación al programa de entrenamientos de una atleta de alto rendimiento no ha sido fácil, aunque la deportista mexicana está “tan emocionada de estar de vuelta que no me pesan las dificultades de retomar; tales como tener ampollas en las manos, fatiga y cansancio muscular, que sienta el equipo pesadísimo y las molestias de la cicatriz de la cesárea a la hora de entrenar. Lo tomo bien porque sé que es por el periodo de crecimiento de mi bebé”.

Parte de la mentalidad ganadora de Demita, es saber que habrá contrincantes más jóvenes y que no tuvieron un año de reposo, y pese a eso, ella sigue sintiendo que es la favorita, la velerista a vencer. Es un reto que tomará con gusto, porque quiere seguir siendo la mejor.

“Tuve que retomar la actividad más tarde de lo que hubiera querido porque no tuve parto natural como la había planeado. Tuve una cesárea de emergencia, lo que retrasó varias semanas mi regreso a los entrenamientos. Una vez clasificada, sé que llegaré al 100 a los centros, pero no me confío para el selectivo; será la parte más difícil, mas no imposible”.

Desde la llegada de Alizé, Demita tiene que optimizar mejor sus tiempos debido al cuidado de su hija. Los entrenamientos ahora tienen la duración previamente acordada, a diferencia de antes que podían extenderse. También son más eficientes, porque el trabajo debe terminar en tiempo y forma.

“Para el futuro de mi hija, quiero que sea una niña que vive en un ambiente de amor, en el que sus necesidades emocionales, físicas, intelectuales y económicas sean cubiertas. Que crezca con su autoestima sana y con la conciencia de que puede lograr todo lo que se proponga”.

De igual forma, la ingeniera civil se considera una persona paciente y perseverante, con capacidad de superar las adversidades de forma positiva. La dos veces olímpica en Beijing y Río considera que: “en ambos sentidos personal y deportivo mi mayor virtud es la de hacer las cosas siempre con amor”.

“Lo mejor que me ha dejado ser mamá es conocer el amor verdadero y un gran respeto por todas las madres del mundo”, concluyó Demita Vega de Lille.

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