La ética y el periodismo encubierto

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Por: Alejandro Lelo de Larrea

El jueves, el periodista Humberto Padgett se introdujo al Campo Militar 37-D, en Santa Lucía. Está claro es que nunca dijo que era periodista. Él mismo reveló ayer que su intención era hacer un reportaje sobre la construcción del nuevo aeropuerto en ese sitio. Fue detenido.
Hay dos versiones sobre cómo ingresó al Campo Militar: La oficial, expuesta en dos tiempos. El primero: poco después de su detención, la Sedena emitió un comunicado. Informaron que él y sus dos escoltas fueron detenidos por “videograbar, sin autorización, en el interior del Campo Militar 37-D, Santa Lucía… considerada como zona estratégica… los sujetos ingresaron a bordo de un vehículo civil identificándose como militares retirados, argumentando que acudirían al servicio médico… Luego de pasar por ese filtro, fueron descubiertos mientras realizaban las grabaciones…”.
Y añadieron que cuando les pidieron identificarse “emprendieron la huida… siendo interceptados aproximadamente a 200 metros de dicho lugar“. AMLO ratificó los dichos de la Sedena.
Momentos después, el periodista dio su versión en radio. “Entramos por la puerta principal, nos fuimos a lo zona de la obra, pasamos un segundo filtro y nos recibió una persona muy amable que está acostumbrado a ver civiles pasar…”. No abunda sobre cómo lograron pasar el filtro de seguridad.
¿Esto es periodismo encubierto o de inmersión?
Javier Darío Restrepo, autor del Consultorio Ético de la Fundación Gabriel García Márquez (FNPI), considera que no se falta a la ética cuando un periodista convive con la gente abiertamente como periodista (inmersión).
Restrepo dice que sí falta a la ética el periodista que actúa encubierto, que miente sobre su identidad, porque actúa como un infiltrado. Su argumento: con ello altera, desvirtúa la realidad. Esto último ocurrió el jueves.

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