Irma Pineda deleita con su poesía en el Espacio Cultural San Lazaro

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Ciudad de México, 12 de agosto.- El Espacio Cultural San Lázaro se deleitó con la poesía de Irma Pineda, elegida como la voz de los pueblos indígenas de Latinoamérica y el Caribe por la Organización de las Naciones Unidas.

Irma Pineda es originaria de Juchitán, Oaxaca, a través de su lírica plasma la cultura autóctona, la tradición y rituales a los muertos y el sembrado del ombligo en la tierra, el sentir de la gente, del amor, el mar, la nostalgia y la naturaleza.

María Vázquez Valdez, directora de Bibliotecas y Archivos de la Cámara de Diputados, apuntó que Irma Pineda es una de las poetisas mexicanas más relevantes en la actualidad, cuya rima evoca belleza y fuerza narrativa; también ensayista y traductora, que “prefiere vivir en Juchitán para estar cerca de su ombligo y del mar”.

La lectura de su poesía, dijo, es un tributo para conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.

Autora de varios libros bilingües en zapoteco y español. Sus ensayos han sido publicados por la Universidad de Siena, Italia; la Universidad del Istmo; la Dirección General de Culturas Populares y el Colegio de Guerrero. Su obra se ha traducido al inglés, alemán, italiano, portugués serbio y ruso.
Irma Pineda, autora binnizá, deleitó el oído y el alma con sus rimas inspiradas en la tradición de enterrar el ombligo del recién nacido en la tierra, en el patio de la casa familiar o junto a un frondoso árbol, cuyo significado es afianzarlo al lugar de origen para darle identidad.

“Es símbolo para que siempre lo proteja un guardia del alma y tenga fortaleza y firmeza; crezca en la cultura y sepa que no está sólo, porque tiene su estirpe de antepasados y comunidad que lo cuidan”, precisó.La poesía contenida en el libro Rojo deseo, publicado en 2018, describe la forma en que la comunidad del Istmo vive el amor, el erotismo y la sensualidad, cuya idea nació en una fiesta, a la que asistió una de sus tías, quien relató las penurias emocionales de su hija, después de divorciarse, y que inspiró Consejos de una tía.

La lírica de Irma Pineda refleja la nostalgia y melancolía de su pueblo, mismas que se consideran una enfermedad del alma, que para curarla, exige una limpia con hojas de tamarindo, beber un anisado y sangre fresca de tortuga, y es parte de la poesía de: En el vientre de la noche.

Destacan entre sus obras, Nostalgias del mar; La nostalgia no se marcha como el agua de los ríos; “De la casa del ombligo a las nueve cuartas y La flor que se llevó, donde relata también la violencia en contra de niñas, mujeres y ancianas; la melancolía de migrantes y el renacer de su pueblo tras el devastador sismo de 2017.

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