Festeja Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Mexico su 40 aniversario en Palacio de Bellas Artes

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Con un fastuoso concierto que incluyó obras de Richard Strauss y Dmitri Shostakovich, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) celebró en el Palacio de Bellas Artes su 40 aniversario como una de las organizaciones musicales más importantes de América Latina, además de conmemorar la agitada efervescencia sociocultural de 1968 que derivó en la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

Ante una concurrida Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, la OFCM fue recibida entre numerosos aplausos y vítores que celebraron el arribo de Scott Yoo, director artístico de la organización musical de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, y la reconocida soprano capitalina Gabriela Herrera para iniciar la velada con “Cuatro últimas canciones”, auténtica elegía de la vida, el amor y la muerte, del reconocido compositor alemán Richard Strauss (1864-1949).

La fuerza interpretativa de Gabriela Herrera se hizo patente desde el primer movimiento de la pieza “Primavera”, con su envolvente orquestación que recorrió el espacio cultural más emblemático del país, seguida de las dramáticas atmósferas de “Septiembre” y “Hora de dormir”, triada de movimientos escritos originalmente por el autor alemán Herman Hesse y utilizados por Strauss para la concepción de la obra, que finalizó, entre aplausos, con “En el crepúsculo”, sección compuesta por Strauss sobre un poema de Joseph von Eichendorff.

Luego de un breve intermedio, la Filarmónica continuó los festejos y conmemoraciones en el prestigioso proscenio de Bellas Artes con Sinfonía No. 11 en sol menor, Op. 103. El año 1905, del compositor y pianista ruso Dmitri Shostakovich (1906-1975), pieza que recuerda los hechos ocurrido el 9 de enero de 1905 en la ciudad de San Petersburgo donde la guardia del Palacio masacró a un contingente de obreros huelguistas en uno de los episodios más sanguinarios de la Rusia imperial.

Desprovisto de partitura alguna, el también violinista y actual director artístico Scott Yoo dirigió magistralmente, de memoria, al ensamble a través de “La plaza del Palacio”, primera sección de la obra que hace una descripción sonora de un ambiente frío tenso y ominoso donde Dmitri Shostakovich desarrolla y yuxtapone la línea melódica de las flautas y oscuros timbales con lejanos toques de trompeta.

A diferencia de “La plaza del Palacio”, “Nueve de enero” se caracterizó por su agitación y nerviosismo presente en sus oscuras tonalidades que dieron paso, dentro del mismo movimiento, al frenesí marcial y agresivo que regresa súbitamente a la tensa calma del comienzo de la obra.

Mientras las miradas y oídos atentos apreciaban la obra escrita entre 1956 y 1957, llegó “Eterno recuerdo”, un adagio que refleja un luto sombrío y contenido que homenajeó con sus característicos metales a todas las víctimas acaecidas por luchar por una sociedad más libre.

La OFCM clausuró su 40 aniversario con “Alarma”, movimiento enérgico y dramático con marcados acentos en las percusiones, que culminó fastuosamente en medio de una poderosa explosión orquestal que fue ovacionada y celebrada de pie por la concurrida Sala Principal del Palacio de Bellas Artes durante más de 5 minutos.

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