El pueblo de México no votó por más cafiaspirinas

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Índice Político

FRANCISCO RODRÍGUEZ

Las izquierdas mexicanas fueron desaparecidas a base de periodicazos. Dejaron la impresión colectiva de El violinista, de Marc Chagall, que flota en el aire. Setenta años de lucha contra el corporativismo y por la defensa de las libertades democráticas y contra la opresión se diluyeron por la fuerza incontestable de la tradición y el empuje económico de los intereses creados.

Los movimientos nacionalistas, leninistas y hasta maoístas que existieron hasta la década de los 80’s pasaron a ocupar sólo un lugar en la memoria, un receptáculo de éxitos, frustraciones y desastres que demostraron ante el colectivo que cualquier acción era imposible.

Un parlamentarismo limitado y personajes que buscaron a toda costa el éxito personal, en lugar del nacional, son los referentes que quedan de todas esas batallas contra el establecimiento político, aferrado a la complicidad con los medios de comunicación y sobre la ignorancia y apatía del electorado.

Hay quienes atribuyen el fracaso al dogmatismo que le impidió acercarse a la realidad, a las constantes reyertas y divisiones que le restaron fuerza y credibilidad política, a la visión de la democracia como un medio para la revolución y no como un fin en sí misma, a la fe obcecada en el partido de vanguardia, al eterno faccionalismo doctrinario y a una falta de visión profunda sobre el cambio social.

En esos linderos naufragó la idea democrática de las izquierdas mexicanas del siglo XX. Absurdamente, inopinadamente, ya que estuvieron plagadas en sus filas de talento y valor inéditos, de proclamas inteligentes y aisladas, de mucha sangre derramada, de esperanza y fracaso.

La ética de la responsabilidad, en todo caso, estuvo ausente. La moral imprescindible que fuera apoyada por la población, la falta de engarce entre los beneficiarios y los inmolados líderes sociales que ya forman parte de las páginas más brillantes de nuestra historia.‎

Aún hay un 50 % de electores dispuestos a apoyar la opción del cambio

La elección de hace un año cambió radicalmente el panorama y el escenario de los nuevos tiempos. La población hastiada jugó un papel preponderante para demostrar en los hechos que el cambio social podía ser posible, independientemente de la sangre derramada en las décadas anteriores por gigantes del heroísmo.

Un 70 por ciento del padrón, entre sufragantes por Morena y votantes que ya no apoyaron a los partidos comparsa hicieron la diferencia brutal. Todavía existe un 50 por ciento efectivo de electores dispuestos a apoyar la opción del cambio, si usted quiere no como programa, que no existe, sino como esperanza en un futuro mejor o diferente.

Las acciones contra la corrupción judicial acabaron en componendas inauditas

Hasta el momento de escribir estas líneas se ha apoderado del país la decepción. Los que acudieron masivamente a las urnas esperaban una acción más integral y decidida contra la gran corrupción, centro indudable de las promesas de campaña.

Los intentos fallidos en los casos Pemex-Fertinal Pemex-Agronitrogenados auguran nuevamente ese ambiente raro de desconfianza que en el pasado llevó al fracaso. Los escépticos quieren ver a fuerza en el fondo de estos intentos un acuerdo inconfesable del nuevo régimen con los grandes truhanes del país, a cambio de una impunidad no declarada, menos aceptada.

Sn embargo, muchas veces –y el pueblo lo ha constatado– lo que parece, casi siempre es. No hay explicación posible sobre las tardanzas, los avisos inexcusables, las torpezas de la procuración de justicia en el cumplimiento de su cometido. El oso está presente. Los conflictos de intereses entre averiguadores y procesados se hacen evidentes… y contundentes.

Lo que requiere acciones rápidas y eficaces, producto de un Estado equipado para llevarlas a cabo, brillan por su ausencia, dando la impresión de un aparato fallido, manejado por operadores comprometidos y confinados al ridículo por huizacheros de baja estofa.

Las acciones inmediatas que se esperaban contra la parte medular de la corrupción judicial, representada en la Corta de Justicia, acabaron en componendas inauditas, llevando al sillón del Palacio de Covián a un ejemplar, el más rancio de los entrambuliques. Lo que se alegó como un enlace con el pasado, resultó ser otra componenda inaceptable.

¿Borrón y cuenta nueva cuando se trata de defender los intereses del pueblo?

La gran lucha contra la corrupción fiscal acabó en una ley limitada, de borrón y cuenta nueva, que exime a los culpables, a los que dejaron de ingresar a las arcas el monto de medio billón de pesos, tan necesarios para echar a andar la Cuarta Transformación en el terreno de los programas sociales.

Nunca supieron –o se hicieron como que la virgen les hablaba– que debe aplicarse la retroactividad de la ley para recuperar el dinero en paraísos fiscales y en grandes inversiones inmobiliarias españolas. Si no existiera el principio de retroactividad para subsanar los bienes de la Nación, jamás hubiera podido llevarse a cabo la expropiación petrolera, sólo para dar un ejemplo.

No es posible el borrón y cuenta nueva cuando se trata de defender los más caros intereses del pueblo. No es posible ignorar que los delitos que atentan contra el interés superior de la Nación jamás pueden prescribir. Es algo que siempre sostuvieron y aplicaron los juristas latinos desde hace más de un par de miles de años.

Pero en México, tal parece que el nuevo régimen está dispuesto a aceptar ese bodrio legislativo que señala que los delitos contra el patrimonio nacional pueden prescribir cinco años. Sólo la profunda e injustificable ignorancia puede aceptar esas heredades.

Todas las condiciones están dadas para emprender los grandes correctivos

Y el pueblo está cansado de ignorantes y aprendices. De la gente que dice que viene de todos lados… y no ha ido a ninguno. El pueblo todavía tiene la paciencia de exigir que se combata a fondo la gran corrupción petrolera que ha dado al traste con toda esperanza… y que por lo visto quieren enterrar en el fondo de algún anaquel administrativo.

No quiere espectáculos mediáticos y somníferos que relatan a diario combates contra la corrupción chiquita. Porque muchos de ellos están atentando contra los empleos. Sobre todo, cuando se ejecutan con ánimos revanchistas, sólo para limpiarse la cara.

Todas las condiciones, nacionales e internacionales están dadas para emprender los grandes correctivos. Aunque los medios comprometidos hablen de la desconfianza del exterior hacia las medidas reivindicativas, eso no es cierto. El gran capital es más inteligente que los zarpazos desesperados de los prestanombres y de los lacayos del dinero extranjero.

Son los petates del muerto que no deben ser usados contra un país tan sufrido y vejado como el nuestro. Son los fantasmas del pasado que nos hablan sobre el gran fracaso de la izquierda mexicana, asesinada por periodicazos y torturada en ergástulas de mala muerte.

Hoy exigimos ese cambio de gobierno, de régimen, de sistema y de modelo

México es un país maduro y solidario.

Optó por otra forma de ejercer el poder.

Pidió un cambio de gobierno, de régimen, de sistema y de modelo que hoy exigimos.

No se aceptan más dedos en la boca.

El pueblo no fue a las urnas para votar por más cafiaspirinas.

Exige cirugías mayores.

¿No cree usted?

Índice Flamígero: Desde Torreón, Coahuila, escribe don Miguel Ramírez: ” López Obrador, en una reciente conferencia mañanera, hizo referencia nuevamente a la religión. Dijo que es respetuoso de todos los cultos religiosos y declaró que admira a Jesucristo. Me parece que vuelve a incurrir en un error, ya que como funcionario público debe eliminar por completo cualquier mención de éstos, salvo que lo haga en un ámbito privado, ya que México es una República laica. Por otra parte, el presidente nacional de la Coparmex declaró que no se descarta para la elección presidencial del 2024, que López Obrador está ejerciendo un liderazgo lamentable y que está polarizando a la sociedad. Lo que realmente está haciendo AMLO es denunciar todo lo ilegal que ha encontrado en estos siete meses que lleva en la presidencia; ojalá que se le dé el trámite jurídico necesario a todo esto. El dirigente de la Coparmex debería exigir a sus compañeros que cambien su proceder, que paguen un salario digno a sus trabajadores, igualmente horas extras y que al reportar al IMSS el salario que tienen quienes laboran en sus empresas, no se le disminuya, lo que hacen para pagar una cuota inferior a la que les corresponde, ocasionando con ello que cuando el trabajador se jubila se le asigne una cantidad menor a la que realmente tiene derecho. También que exija a sus compañeros empresarios que dejen de utilizar facturas falsas para reducir el impuesto que deben de pagar, como recientemente se encontró que lo hacen. Se formó el grupo Futuro 21, que tiene como finalidad ser un contrapeso de AMLO. Incluye a gente completamente anticarismática, como son Quadri, Los Prostichuchos, Miguel Ángel Mancera, Purificación Carpinteyro y otros más. Esta clase de agrupaciones, más que dañar a López Obrador, lo benefician, dado el desprestigio que tienen sus integrantes. Hace algunos días, Marcelo Ebrard, al referirse al problema migratorio, dijo que: “Llegó para quedarse el combate al tráfico de personas”. El inicio de esta frase, “Llegó para quedarse”, desde hace muchos años se utiliza para denotar algo o alguien que se consideran van a ser permanentes. Su origen es el siguiente: por ahí de los años 50s y 60s del siglo pasado, la radiodifusora de la Ciudad de México XENK, Radio 6-20, cuyo eslogan era “La emisora de la juventud”, tenía una programación basada principalmente en música estadounidense. Se escuchaba a Perry Como, Doris Day, Frankie Boy (así le decíamos sus cuates .a Frank Sinatra), y las orquestas de Glen Miller y Ray Anthony, entre otros. La música clásica ligera era la de Mantovani, pero también había melodías en español. Recuerdo claramente haber escuchado Nocturnal, con Pedro Infante y Noche Callada, con los Huasos Quincheros. El locutor en turno daba la hora y luego decía “Y en 6-20, la música que llegó para quedarse”. El final de esta frase se tomó del título de una canción que interpretaba Nat King Cole, “Our love is here to stay” que puede traducirse como “Nuestro amor llegó para quedarse”. Posteriormente, y ya en son de chunga, a las mamitas suegras también se les decía “las 6-20″, porque son, ni quien lo dude, música que llegó para quedarse.”

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