Balconeando
Francisco Rodríguez
En reciente “mañanera” el Presidente de la República despertó un debate entre los profesionales de los medios de comunicación. El escribidor se suma al mismo –me autobalconeo, pues–, reproduciendo, con su venia, estimado lector, mis opiniones plasmadas en la intensa entrevista que hace poco más de seis años me hiciera el escritor Abraham Gorostieta
¿Cómo define al periodismo mexicano?
Como la actividad social profesional que trata de reflejar lo que acontece en la sociedad para que la sociedad misma lo conozca.
¿Qué es el columnismo político en México?
El columnismo político se ha deformado para convertirse en éstos momentos en una especie de ariete(s) de grupos políticos en los cuales algunos de mis colegas se prestan para servir como tales. Son golpeadores del contrincante de aquel al que están afiliados.
¿Cómo ve actualmente el periodismo?
Una práctica de “opinionitis”. Mis compañeros que cubren las fuentes informativas se han dedicado exclusivamente a recoger opiniones –no siempre calificadas- de los llamados actores políticos en torno al discurso o la declaración de otro político o funcionario que tampoco está capacitado para hacer declaraciones.
Desde su punto de vista ¿dónde estuvo el error? ¿dónde se perdió la brújula?
En los propios medios. Los medios dejaron de contratar a periodistas profesionales y por ende, desprofesionalizaron al periodismo. Influyen también los malos salarios, son muy bajos. La falta de preparación de los trabajadores de los medios o la poca exigencia para quienes ejercen el oficio, fueron convirtiendo al periodismo en un amasijo de declaraciones.
¿Para ser buen columnista hay que ser antes un buen reportero? ¿cree usted que es necesario?
No necesariamente. Hay excelentes columnistas que nunca fueron reporteros, ahí está el maestro Miguel Ángel Granados Chapa. Sin lugar a dudas reportear sirve, funciona. El columnismo es reportear pero ya no con grabadora en mano ni en la banqueta sino generalmente en la mesa de un café o de un desayuno político… pero estas reporteando permanentemente.
Carlos Marín ha comentado que los columnistas son chismosos ilustrados, cultos, ¿comparte esta opinión?
Me reservo mi opinión sobre las opiniones de Carlos Marín.
¿Se divierte siendo periodista, lo goza, lo disfruta?
Si, definitivamente. La actividad que no es lúdica, que no te deja alguna satisfacción que el sentarte frente a la pantalla o monitor –antes frente a una hoja de papel- y no te provoca un gozo no es una profesión que puedas disfrutar y de la que puedas sacar provecho.
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Después de entrevistar a varios reporteros y columnistas me da la impresión de que el periodismo es un trabajo solitario, ¿usted qué piensa?
Si, y no. Es solitario porque cuando te sientas en frente del monitor nada más eres tú. Puedes tener colaboradores que te traigan información o que te la organicen pero al momento de escribir lo realizas exclusivamente solo.
¿Para qué sirve el periodismo?
Fundamentalmente para informar y para que la gente con la información en su poder pueda tomar decisiones.
¿Cree en el periodismo objetivo?
No. No lo hay.
¿Qué hay entonces?
Es un periodismo humano. El periodismo objetivo tendría que ser hecho por ordenadores, incluso ahí habría subjetividad porque estaría basado en lo que el programador puso en la computadora.
¿Qué tan importante es tener una firma que respalde al reportero?
Es importante, pienso que los reporteros y periodistas tenemos un nombre de casados, somos “Francisco Rodríguez de…” tal o cual diario y para algunos se convierte en un verdadero trauma quedar viudos o divorciados. Esta el mal del vidrio, que es el de aquellos colegas que fueron “televisos” que se quedan permanentemente frustrados o no se sienten a gusto en ningún otro medio por estar hechos a imagen y semejanza de Televisa. Dejan de ser o pertenecer a Televisa y se les viene el mundo encima o de otras firmas como los que dejaron de ser de Excélsior–hace casi cuatro décadas- y viven con eso.
¿Por qué cree usted que en México este tan devaluado el ser free lance?
Porque no te compran tu trabajo los medios más importantes. El trabajo te lo van adquiriendo publicaciones que están en una etapa de consolidación o de despegue. Yo no conozco un solo caso que un medio “prestigioso” que compre el trabajo de un free lance.
Pero los columnistas son una especie de free lance, ¿no cree? Volviendo al tema, cito –por segunda vez- al periodista Carlos Marín: las columnas echan a perder el oficio periodístico, sobre todo el reporteril, ¿está de acuerdo?
Si, aunque la columna se ha convertido en el refugio de muchos que pierden su empleo de reporteros al perder su empleo de reporteros se dedican a hacer columnas opinativas o descriptivas de lo que sucede en la nación. Hay todo tipo de columnas, aquellas que de principio a fin reproducen los boletines de las dependencias oficiales; otras en las cuales los firmantes se atreven a dar su opinión pero es una opinión muy personal y no siempre bien informada. Una de las grandes fallas es la falta de preparación de nosotros mismos en donde no hacemos mucho por tratar de superar esas trabas. Hubo columnas en nuestro país que eran la repetición de los boletines o de las notas del mismo periódico en donde aparecían estos espacios de opinión.
Tengo la impresión de que después del año 2000 el periodismo mexicano se rediseñó ¿cómo ve el periodismo que se ha hecho desde entonces?, los diarios cambiaron el formato, introdujeron el color en sus páginas, los textos se hicieron más breves, las columnas se hicieron más light, todo cambio a base de que el lector buscaba más la imagen que el texto.
El homo videns sartoriano. El cambio de formato lo realizaron diseñadores como Danilo Black para tratar de empatar lo impreso con lo electrónico, que el monitor se trasladara al papel, y en los hechos sacrificaron los contenidos, no solo los convirtieron en breves sino en light. Privilegiaron la imagen –que no son las mejores por cierto-, lo que nos presentan como imagen no deja de ser exactamente la misma pasarela que veíamos en el pasado priísta. Los medios se han convertido en la pasarela de linchamiento o lucimientos de los políticos y nada más. No son la gran imagen de la sociedad.
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Para usted, ¿Cuál es el problema del periodismo en México?
El problema del periodismo en México es que no se hace periodismo para la gente sino para los políticos. Los periódicos, las revistas son un reflejo de lo que sucede en la política misma: los políticos hablan de los problemas de los políticos no de los problemas de la gente. Si tú observas el discurso de los políticos estadunidenses es totalmente diferente del de los mexicanos, un ejemplo, los informes de gobierno de Barack Obama. En todos ellos se habla de los problemas de la sociedad, no de la política. Tú lee cualquier texto de cualquier político mexicano, se habla del problema de las alianzas, de las reformas políticas, de las prerrogativas, etc.
¿Qué le propone a los telespectadores, a los radioescuchas con su periodismo? ¿Qué le propone a “el periodismo” como periodista?
Intento introducir temas que antes no eran tratados en los medios electrónicos, no es fácil, hay que negociar mucho con los encargados de la sección editorial primero y luego a veces me ha tocado que he tenido que negociar más arriba todavía.
¿Cuál es la diferencia de Índice político tv a otras opciones?
Mucho menos de lo que ofrecen algunos colegas, por ejemplo, para empezar en tiempos, Raymundo Riva Palacio tiene mucho más tiempo del que yo tengo, en menos de tres minutos yo tengo que sintetizar una información que Riva Palacio o Fernández Menéndez tienen espacios mucho más grandes para hacerlo. Esa es mi primera limitación. La segunda, hay que ser mucho más cuidadoso. Si cuando uno trabaja en un diario hay que ser cuidadoso ya que los editores tienen convenios con dependencias y en el caso de los medios electrónicos todavía es más difícil porque la concesión depende del poder público, se criticaba mucho al PRI, en su momento, de que tenía controlada a la prensa porque a través de Pipsa se les daba o no papel. Ahora la censura es mayor, porque la concesión depende del gobierno y son los medios electrónicos en donde la gente se informa cotidianamente. Es mucho más riesgosa la censura y el control que ejerce el gobierno sobre estas.
Del periodismo escrito al electrónico, ahora todo periodista es multimedia. Los que estaban en prensa escrita ya están en la televisión, radio e internet y esto a su vez les hace ganar presencia pero si están en tantos lados, a todas horas, uno se pregunta: ¿a qué hora reportean?
Es una forma de cooptación, es cierto. Muchas veces el trabajo de la televisión se condiciona al trabajo periodístico impreso. La aspiración –legítima- de un buen comunicador es ser multimedia, esto es estar en prensa escrita, en radio, televisión e internet, sobre todo en esta época, pero hay que tener cuidado de que una cosa no condicione la otra. Hay colegas que están todo el día en todos lados. En la mañana uno se despierta con sus textos, y enciende la tv y ahí están, por la tarde en radio, en la noche en sus informativos, y luego en internet, en fin, se ve la falta de tiempo para reportear, disminuye el trabajo periodístico y la calidad.
Y el caso contrario, es decir, los que estaban en televisión ahora están en la prensa escrita y desde ahí se ve que el oficio de escribir, de tratar la noticia desde el papel es distinto a los formatos y herramientas que ofrece la televisión. ¿No lo ve así?
Es lo mismo, ser multimedia. Aunque se ven muchas más limitaciones de quienes pasan de lo electrónico a lo impreso, escribir es distinto, tiene otros tiempos y otros ritmos. Escribir implica mucho más reflexión y capacidad de análisis, un uso del lenguaje porque es un testimonio que queda impreso, que simplemente hablar como tarabilla, hay muchas limitaciones.
Usted es considerado un periodista cercano al movimiento de Andrés Manuel López Obrador. Simpatizó con su movimiento…
Si, fue una reacción a lo que considero todavía como un fraude electoral mayúsculo. Mi reacción fue más que nada por el fraude electoral.
¿Por qué sigo sintiendo que como lector, radioescucha o espectador, ustedes, los periodistas de su generación, nos deben tanto, es decir, reportajes, historias no veladas, trabajo periodístico, las grandes historias que no nos han contado?
Te repito, somos ágrafos. Tengo una novela que llevo escribiendo desde hace diez años y según las circunstancias la voy posponiendo. El trabajo periodístico te consume todo el día. Escribo alrededor de 3000 caracteres todos los días pero esos 3000 me consumen las 24 horas, en la revisión de la información, corrección, reporteo, etc, me consume todo el día y te deja muy poco para producir.
¿Qué piensa del periodismo militante?
Respetable. He de decir que el periodismo militante es el más sectario de todos pues solamente sus razones son las válidas.
Manejo la hipótesis de que los intelectuales y académicos poco a poco se apropiaron de los medios de comunicación, los hicieron a su imagen y luego abrieron los espacios para que los políticos hicieran una especie de ideario. El mundo al revés.
Sí, de alguna manera es cierto. Eso sucede durante el mandato de Miguel de la Madrid cuando los políticos comienzan a escribir en las editoriales de los diarios. A varios les dije que ahora que ellos tomaban nuestros espacios que nos dieran chance a nosotros de tomar decisiones en sus dependencias. Creo que no está bien que los políticos ocupen espacios en los medios de comunicación. Como tampoco estaría bien que los profesionales de la comunicación tomáramos decisiones políticas.
¿Y a los académicos e intelectuales?
Hay que tener espacios para ellos, de hecho los tienen y los han tenido. No todos los espacios como actualmente está. Un problema de la clase política mexicana es que es ágrafa, no escribe. En cualquier otro país, sobre todo en Europa, cualquier político que ha ocupado un escaño por humilde que sea éste, pues, el político escribe sus memorias o dan a conocer lo que sucedió en el país mientras ellos vivieron en el centro de la política misma. En México los políticos no escriben, por ejemplo, a mí me hubiera gustado saber que sucedió o como fue la presidencia de Carlos Sansores en el PRI. No tenemos ningún conocimiento de cómo fueron esas épocas. Nada. Actualmente tampoco, no existen las autobiografías de los políticos. Otro ejemplo, Cesar Nava, ¿qué hizo? ¿qué no? ¿por qué? ¿cuándo? ¿por qué esa política de escándalos para ocultar los propios? No nos enteramos de nada. Y el que escriban en los medios de vez en cuando pues te da una idea de lo que está sucediendo en cuestión mediática.
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