El estómago vacío no es buen consejero

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Las notas en algunos periódicos hablan de burócratas de altos vuelos en el país, con Covid-19. Claro, los políticos dan a conocer públicamente que padecen ese mal; los hace más humanos.

Sin embargo, tenemos información que tanto el Presidente Andrés Manuel López Obrador, como absolutamente todo su gabinete, su familia, sus cercanos colaboradores y los miembros de la Secretaría de Defensa, que él les llama ayudantía (como lo era en el gobierno de Francisco Madero), se hicieron las pruebas para detectar ese virus que ha provocado la muerte de miles de personas en México y el mundo.

Claro, ellos no quieren verse privilegiados ante el resto de los mexicanos que sufren lo indecible para acceder a una prueba de laboratorio. Mientras la alta burocracia presidencial, en el Poder Legislativo, en el Judicial, en los gobiernos de los Estados, se practican pruebas, ellos y sus familias, los “menos importantes”, las infanterías de la administración pública y el Pueblo en general, tiene que pagar entre 3 mil y 7 mil pesos por hacerse un test.

En un hospital público, simplemente no los atienden. Son enviados a sus casas si presentan algún síntoma y allá pueden esperar sanar o morirse. En esos lúgubres sitios hay carencias de respiradores, medicamentos y hasta de agua (sí de agua) para la limpieza de lo elemental.

Salió a la luz que la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, esposa de uno de los más leales seguidores del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el maestro de la UNAM, John Ackerman, dio positivo en una prueba de covid-19. Dicen que es asintomática. También está el caso de Ricardo Sheffield, Procurador del Consumidor.

La pregunta: ¿por qué se hicieron la prueba para detectar coronavirus? La respuesta: ellos, en la burocracia dorada, se los hacen periódicamente, sin que presenten un sólo síntoma. De esa manera son atendidos rápidamente y, en su caso, aislados con atención médica de excelencia. Sin embargo, desconocemos quienes más, en el gabinete presidencial, tienen la enfermedad y sus titulares no dan la cara mientras están en sus casas. Claro, para ellos, es gratis.

Los gobernadores Francisco Domínguez, de Querétaro, y Omar Fayad, de Hidalgo, quienes sabemos se hicieron las pruebas al presentar síntomas que no dejaban a dudas que eran producto del coronavirus, se confirmó a tiempo. El gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, se los hace periódicamente. Pancho y Omar, ya se recuperaron, pero con Adán, no se sabe el desarrollo de la enfermedad.

¿Acaso crees estimado lector que el flamante vocero de la pandemia, quien nunca aparece como médico atendiendo a las víctimas de covid en un hospital del sector público, Hugo López Gatell, le cobraron la prueba? Claro que no. Así pasa con esa clase dorada. El resto, como tu o como yo, tenemos que pagar fortunas o hacen penosas filas en hospitales, aunque presenten síntomas inequívocos de la enfermedad.

Esa es la terrible realidad de un país donde los ricos y los políticos están arriba de todos los demás. Que los ricos paguen sus pruebas, se entiende; pero que los pobres no tengan acceso por que los políticos tienen prioridad, es un insulto a la democracia, la moral. Es corrupción.

PODEROSOS CABALLEROS: Lo ocurrido el pasado fin de semana en un hospital de Ecatepec, donde un grupo de personas irrumpieron en sus instalaciones por que no les daban información de pacientes enfermos de covid, demuestra la incompetencia en el manejo de los protocolos de información hospitalaria. ¡Tomen el ejemplo de países como Corea, China, Taiwán, entre otros que sortean positivamente la pandemia! Se usan sistemas computarizados para que en tiempo real se informe a los familiares del desarrollo del paciente. El gobierno dice que la gente que entró con violencia a nosocomio, fue para ver a un “preso” con brazalete que se le había acabado la pila. Los videos aprecian a más de 20 cuerpos hacinados en pasillos. Cuánto cuesta tener a una trabajadora social que recorra las camas y tome nota de lo que ocurre o que reciba los reportes, en su defecto, de las defunciones; después las coloque en una base de datos donde sólo los familiares, con una contraseña especial, puedan tener acceso a esos datos. No entienden los sentimientos de las personas. El burocratismo es criminal. No se justifica por ningún motivo la violencia, pero esta expresión es más importante que las impunes manifestaciones de quienes se dicen defraudados en procesos electorales y bloquea las calles. Con los políticos es una virtud; con el Pueblo es barbarie.

RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: La pandemia reveló las cualidades de los plásticos como la mejor opción para separar residuos sanitarios durante la contingencia por Covid-19. La Semarnat, estableció que los pacientes contagiados en México han generado hasta el momento alrededor de 300 toneladas de residuos biológicos infecciosos como cubre bocas, guantes y batas. El experto en medioambiente, Carlos Álvarez Flores, pide no satanizar esos materiales en estos momentos de crisis sanitaria.

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