Armenta Mier presenta iniciativa para reducir muertes relacionadas con consumo de azúcares añadidos

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Ciudad de México.- El senador Alejandro Armenta Mier, del Grupo Parlamentario Morena, presentó ante el pleno del Senado de la República una iniciativa para reformar los incisos G y L y numeral 1 del artículo 2 de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, con el fin de controlar el consumo de productos con altos contenidos de azúcar, sodio y densidad calórica y reducir las enfermedades y muertes relacionadas con los mismos en el país.

De acuerdo con el cardiólogo y epidemiólogo Dariush Mozaffarian, de la Escuela Friedman de Políticas y Ciencias de Nutrición de la Universidad de Tufts, en México las bebidas azucaradas son responsables de más de 24 mil muertes cada año, mientras que en el mundo son 184 mil muertes las que se atribuyen al consumo de esos productos, equivalente al 1.2 por ciento de los fallecimientos relacionados con la diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad.

En este sentido, el senador Armenta Mier subrayó que uno de los mayores problemas de salud pública que tenemos ahora en nuestro país son las enfermedades provocadas por los productos con altos contenidos de azúcar, sodio como la sal y densidad calórica, por lo que son necesarias medidas urgentes y rigurosas conducentes para la prevención de enfermedades, y más en los tiempos de COVID-19 que estamos viviendo.

Para ello, en el inciso G del artículo 2 de dicha ley, que se refiere a las tasas o cuotas en la enajenación o importación de productos, propone la cuota aplicable de 3.26 pesos por litro para las bebidas saborizadas y jarabes o concentrados para preparar bebidas y un 20 por ciento para los alimentos no básicos con una densidad calórica de 275 kilocalorías o mayor por cada 100 gramos listados en el inciso L, a la vez que quedan exentos de las cuotas las botanas saludables de semillas, vegetales o frutos sin sales o azúcares añadidos.

Invitado en noviembre pasado por el Instituto Nacional de Salud Pública de México a la ponencia “La carga de la enfermedad y muertes atribuibles al consumo de bebidas azucaradas en México”, el académico Dariush Mozaffarian ha sostenido que los impuestos son medidas costo efectivas para controlar y reducir el consumo de bebidas azucaradas y disminuir la enfermedad y muerte que deriva de su consumo, en lo que coincidió Mauricio Hernández Ávila, director general del INSP, quien explicó que en México se consumen 163 litros de refrescos per cápita al año, pero que la implementación del impuesto redujo en un 10 por ciento el consumo.

Por lo tanto, el legislador por el estado de Puebla sostuvo que dadas las consecuencias producidas por las bebidas azucaradas en la salud de las personas, el impuesto constituye una medida de Estado para reducir su consumo y hacer un balance con las llamadas “externalidades negativas”, es decir las fallas en el mercado, al destinar los recursos fiscales para financiar estrategias de prevención de la obesidad.

Detalló que según los datos del análisis del patrón de compra de bebidas en hogares realizado por el INSP y la Universidad de Carolina del Norte a un año de implementado el impuesto, el consumo de las bebidas azucaradas con gravamen disminuyó, aunque esto fue como una primera medida, por lo que es necesario que se actualice este impuesto.

Asimismo, comentó que los efectos del impuesto sobre la salud no son perceptibles a inmediato plazo, sino que éstos se presentan a mediano y largo plazo, por lo que finales de 2013 investigadores del INSP estimaron que un impuesto del 10 por ciento podría prevenir entre 400 mil y 630 mil casos de diabetes para el 2030, lo que representaría un ahorro de 3.2 a 25.2 mil millones de pesos por costos directos de atención.

Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refieren que el número de personas con diabetes ha aumentado de 108 millones en1980 a 422 millones en 2014, y datos de la Asociación Internacional de Diabetes indican que en 2017 la prevalencia mundial de diabetes era del 46,3 por ciento, además de que se estima que en 2015 la diabetes fue causa directa de 1,6 millones de muertes en todo el mundo.

El legislador de Morena señaló que, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el abuso en el consumo de alimentos llamados “chatarra” es uno de los principales factores causantes de sobrepeso y obesidad y de enfermedades no transmisibles (ENT), por lo regular crónicas o de larga duración como la diabetes, cardiopatías y varios tipos de cáncer.

En 2015 las tres principales causas de muerte en México correspondieron a enfermedades del sistema circulatorio –las isquémicas del corazón (13 por ciento) y cerebro vasculares (6 por ciento)-; las endócrinas, nutricionales y metabólicas (17.5 por ciento), en donde destaca la diabetes mellitus (15 por ciento), y los tumores malignos (13 por ciento).

Ese mismo año, el consumo mundial de alimentos procesados fue de 4 mil 867 millones de dólares y se esperaba una tasa de crecimiento anual en los próximos cinco años de 5.7 por ciento, ante una estimación de 5.1 por ciento para México, donde 6 de cada 10 muertes se atribuyen al consumo de bebidas azucaradas en adultos de menos de 45 años.

En 2018, de acuerdo con cifras de Salud, en México 149 mil 368 muertes tuvieron como principal causa la enfermedad del corazón; 101 mil 257, la diabetes mellitus; 85 mil 754, tumores malignos; 39 mil 287, enfermedades del hígados y 35 mil 300, las enfermedades cerebrovasculares.

El senador Armenta Mier apuntó que pese a los daños en la salud por el consumo en exceso, la gente sigue recurriendo a esos productos porque su ingesta hace que el cerebro libere una sustancia llamada dopamina, la cual genera en el organismo una sensación de bienestar, placer y saciedad, como lo ha constatado un estudio realizado por el Instituto de Investigación de Florida.

Ante la situación, Alejandro Calvillo, de la Alianza por la Salud Alimentaria, ha recomendado que México debe fortalecer sus políticas públicas “para la prevención de enfermedades no transmisibles”, además de señalar que el alcohol, el tabaco, las bebidas azucaradas y la comida “chatarra” tienen tres factores en común: generan elevados costos para el sistema de salud y la economía de las familias, son productos de los que no se tiene información suficiente y son adictivos.

Resultados de la encuesta “Hábitos alimenticios en México”, de la empresa Mercawise, indican que el 50 por ciento de personas entrevistas acostumbran comer alimentos “chatarra” varias veces por semana y 13 por ciento todos los días, y respecto al consumos de refrescos, 82 por ciento de los mexicanos encuestados beben al menos uno a la semana y 11 por ciento varios al día.

Información de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac) da cuenta que el volumen de ventas de bebidas saborizadas en México ascendió a 9 mil 220 millones de litros de enero a mayo de este año, 1.37 por ciento más con relación al mismo período del año anterior, sostuvo el senador Alejandro Armenta.

Continuó que en ese contexto es más urgente la aplicación de un etiquetado acorde a los tiempos que estamos viviendo, ya que, como lo han declarado autoridades como el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ante el COVID-19 se complica la salud de las personas, ya que de las 600 mil muertes cada en México, la mitad es a causa de la mala alimentación,

En México el consumo de azúcares añadidos se encuentra por encima de las directrices de la Organización Mundial de la Salud, quienes recomiendan que no sobrepasen el 10 por ciento del total de energía de la dieta, pero, de acuerdo con estimaciones presentadas por el director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del INSP, Juan Rivera Dommarco, entre el 66 por ciento y 91 por ciento de la población obtiene más del 10 por ciento del total de las calorías que ingiere a través de azúcares añadidos, siendo las bebidas azucaradas las que aportan el 70% de estos azúcares.

Armenta Mier precisó que las bebidas azucaradas con impuesto aportan más de la mitad de los azúcares adicionados a la dieta de los mexicanos (46 por ciento de los refrescos carbonatados, 11 por ciento de las bebidas azucaradas no carbonatadas y 12 por ciento de las leches con azúcar), por lo que es necesaria la reforma a los incisos G y L y el numeral 1 del artículo 2 de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios.

 

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