Los trastornos del desarrollo intelectual (TDI), dentro de los cuales está el síndrome de Down, en México constituyen un serio problema de salud pública, ante el cual es impostergable establecer políticas poblacionales que incluyan la implementación de modelos de integración escolar, social y laboral, así como estrategias comunitarias de eliminación del estigma y la discriminación, afirmó el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela.
En el marco del Día Mundial del Síndrome de Down, que desde 2012 se conmemora cada 21 de marzo, señaló que las personas con algún TDI requieren un abordaje integral para la valoración de su desarrollo, en función de sus capacidades cognitivas, emocionales, motoras y de integración social.
No obstante, los trastornos del desarrollo intelectual, en su conjunto eran un problema olvidado, ausente de las políticas legislativas, de salud, de educación y del ámbito jurídico; por lo que quienes viven con esa condición y sus familias no se han beneficiado de las estrategias gubernamentales de desarrollo social y de reducción de la pobreza, indicó.
Asimismo, añadió, la evidencia científica generada en México muestra que es posible promover programas de vida independiente para personas con TDI, lograr la rehabilitación de quienes presentan discapacidad intelectual, con o sin síntomas neurológicos asociados, y llevarlos al máximo de su potencial, extinguiendo al mismo tiempo las conductas que interfieren en su adaptación social.
Estos modelos, puntualizó el secretario de Salud, han establecido los parámetros indispensables para el proceso de normalización, mediante la adquisición de cuatro habilidades básicas: la integración a la comunidad, la incorporación de estrategias de capacitación de habilidades para el trabajo, el logro de vida independiente y la adquisición de habilidades académicas prácticas.
El principal objetivo, detalló, es desarrollar modelos de intervención para la integración social afines al contexto de México, con énfasis en la autodeterminación promovida por un entrenamiento previo; en la obtención de habilidades para la vida en casa y comunidad; en la disminución de problemas de conducta; en la planeación periódica de actividades de recreación y de buena distribución de tiempo libre, y, de manera notable, en lograr la aceptación y asimilación comunitaria.
Finalmente, resaltó que con el apoyo de las familias y de políticas públicas basadas en evidencia científica, será posible brindar una respuesta social organizada para beneficio de las personas con trastornos del desarrollo intelectual.
Los TDI son un grupo de condiciones del desarrollo caracterizadas por limitación en las funciones cognitivas, asociada con trastornos de aprendizaje y de las habilidades y conductas adaptativas. En casos como el síndrome de Down, también impacta en características físicas y en la salud de la persona.