Con motivo del Día Nacional del Ajolote, que se conmemora este miércoles 1 de febrero, la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) de la Ciudad de México pide a las y los capitalinos ser partícipes de la conservación, protección y conocimiento de este anfibio capaz de regenerar partes de su cuerpo y contribuir a la preservación de los diferentes hábitats donde viven otras especies.
Debido a que los anfibios son uno de los grupos de animales más amenazados y de acuerdo con la NOM-059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), muchas de las especies se encuentran en riesgo de extinción, esta Secretaría, a través de la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre, creó el Anfibium, Museo del Axolote y Centro de Conservación de Anfibios, en el Zoológico de Chapultepec, como parte de una estrategia para su conservación.
Se trata de un espacio único, ubicado en la vieja casona que albergaba a los elefantes en el Zoológico de Chapultepec, que tiene como propósito promover la educación, la investigación y la conservación, particularmente de los ajolotes. Actualmente en el Anfibium habitan alrededor de 100 ejemplares de ajolote de Xochimilco en diferentes estadios y 4 de las 17 especies que existen en México como es el ajolote de Zacapu (Ambystoma andersoni), achoque o ajolote de Pátzcuaro (Ambystoma dumerilii), axolote de Xochimilco (Ambystoma mexicanum), y salamandras de Toluca (Ambystoma granulosum).
En el Anfibium, que es gratuito y está abierto en un horario de 10:00 a 15:30 horas, se pueden encontrar diferentes especies de flora y fauna de los humedales como son el tule, los ahuehuetes, los ajolotes, y conocer más sobre su ecosistema y la posibilidad de poder observar la vida de estas especies en su hábitat natural, toda vez que este espacio cuenta con salas de exposición, talleres de educación ambiental para niños y niñas, cuatro laboratorios para el estudio y reproducción de este organismo, además de un humedal que representa el ambiente del lago de Xochimilco.
Las y los visitantes tendrán la oportunidad de disfrutar y admirar el ambiente de los ajolotes en su recorrido por el humedal artificial, con el que se busca demostrar la importancia de estos cuerpos de agua como vasos reguladores para la ciudad y otros servicios ambientales que ofrecen, mientras que en el segundo piso del Centro de Conservación podrán conocer los laboratorios en los que se busca conservar este anfibio emblemático de la Ciudad de México y del país. Además, el Anfibium promueve la educación ambiental a través de la cual se busca crear conciencia para que las nuevas generaciones promuevan la conservación de esta especie que es una de las riquezas que se tienen aún en la capital.
Los ajolotes, considerados los embajadores de la vida silvestre del lago de Xochimilco, son organismos emblemáticos que han sido motivo de importantes investigaciones científicas por su capacidad regenerativa; respiran a través de su piel, son muy sensibles a los cambios en su entorno, por lo que responden a las transformaciones que hay en los cuerpos de agua y esto hace que sean especies indicadoras de la calidad del hábitat y en consecuencia constituyen excelentes centinelas o monitores del estado de salud de su ambiente.
Es importante recalcar a las y los capitalinos que el ajolote de Xochimilco y las otras 16 especies de ajolotes mexicanos, requieren toda nuestra atención, nuestro conocimiento y educación para cuidarlos y conservarlos.
En ese sentido, para promover su conservación, en septiembre del año pasado fue inaugurado en el Parque Nacional Desierto de los Leones la Primera Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre activa “El Pantano”, la cual está cargo de un equipo de biólogos y médicos veterinarios capacitados y con experiencia en el manejo de anfibios y su medio ambiente quienes proporcionan alimento, registran periódicamente peso y talla de los ajolotes de montaña, otra especie de ajolote que habita en la ciudad de México, además de estudiar su conducta, para detectar posibles factores de estrés en su ambiente, así como vigilar las condiciones del agua y temperatura de los recintos donde habitan.