El aroma del pan recién horneado inunda los pasillos del sector Frutas y Legumbres en
la Nave W-X de la Central de Abasto de la Ciudad de México; el olor proviene de la
panificadora “El Único”, donde diario se producen cerca de 10 mil piezas, entre ellas
orejas, cuernitos, conchas, pan blanco francés y otras variedades.
A lo largo de los 17 años de vida, el local merece una mención especial, ya que es la
única con este giro entre mil 437 negocios que comercian frutas y legumbres y 304 de
abarrotes en este Sector, de ahí su nombre.
La responsable y dueña del negocio es Guadalupe Araico Solís, quien, relata, un día se
planteó ser emprendedora cuando un conocido le habló de un local con el giro de
panadería que estaba en venta en la Central, mismo que adquirió.
Así empezó su aventura de elaborar pan y formar parte de las más de 6 mil PYMES
que conforman el corredor comercial.
“Decidimos adquirir la bodega y honrar a mi hermano doctor, porque mi mamá decía
que de sus cuatro hijos él era el único que estudiaba, el único que trabajaba, el único
responsable, por eso le pusimos así”, platica la locataria.
“El Único” es ejemplo de cómo el trabajo es la base de una empresa exitosa, pues de
empezar con dos trabajadores ahora da empleo a 40 personas, entre maestros
bizcocheros, panaderos, oficiales y maquinistas.
En este lugar el pan se produce las 24 horas los 365 días del año, con lo que asegura
frescura en sus productos para surtir a comedores de empresas a gran escala como
FUD, Federal Mogul, Estafeta, entre otras, así como a quienes vienen a la Central de
Abasto para hacer sus compras.
“Vendo al mayoreo y al menudo, como en la Central, donde me compran visitantes o los
mismos locatarios; también distribuyo a un 25% de los restaurantes y fondas que hay
en el mercado, y a las chicas que venden café durante la noche a personal de bodegas,
pero nuestro fuerte son las empresas”, cuenta Araico.
Una de las grandes innovaciones de este negocio, además del servicio y la calidad, es
que no utilizan conservadores o químicos; insumos como el queso o la canela lo
adquieren fresco y a buen precio en el mercado mayorista, lo que le permite ofrecer la “Cuando empecé compraba un bulto de harina a la semana, dos kilos de azúcar y tres
conos de huevo, ahora utilizo 700 bultos de harina y de azúcar al mes”, detalla.
Sin franquicias, ni la intervención de terceros para no perder la tradición del negocio, “El
Único” planea crear nuevos productos.
“Una vez que tocas la harina ya no la dejas, te sigues hasta hacer algo artesanal en
bizcochería, pastelería y repostería. Tener la única panadería en la Central de Abasto
es un orgullo; es un trabajo artístico lo que hacemos aquí, y seguiremos con la
propuesta de valor dirigida al servicio y la calidad”, concluye.