Marcelo Ebrard Casaubón, ya es una figura dentro de la política mexicana, que dentro de su trayectoria en la administración pública destaca principalmente como jefe de gobierno de la Ciudad de México y recientemente como secretario de Relaciones Exteriores. Así, que su nombramiento como secretario de Economía, en el próximo gabinete no causa sorpresas y genera expectativas, pero incluye debates entorno a su capacidad para enfrentar los aspectos económicos de México.
Hay que analizar no solo el nuevo cargo que tendrá Marcelo Ebrard al frente de la secretaría de Economía, sino ir un paso atrás y, buscar dentro del círculo cercando, quién más podría haber ocupado el puesto. Hablando de ese círculo cercano a la presidenta electa, sugiere qué alguien como César Craviotto, Martí Batres o el mismo Fernández Noroña pudieran cubrir el perfil de encausar de dicha secretaria y la economía el país.
La base y la gestión que le dio a Marcelo Ebrard este sexenio para relacionarse a nivel internacional con la política, creó un panorama general hacia el extranjero y en especial con Estados Unidos. Esta experiencia política diversificada, sugiere estar preparado para los embates actuales y próximos del muy posible siguiente presidente del país vecino del norte.
Así que, el enfrentamiento será como ha sido en los últimos años principalmente con el T-MEC, que sin lugar a dudas ha traído beneficios comerciales a los tres países socios. Sin embargo, la economía hoy se mide globalmente y, los problemas de Estados Unidos, con respecto a su deuda interna son verdaderamente preocupantes, pero más aún cuando el gigante de Asia acecha a muchas economías del mundo.
No hay que dejar de mencionar los argumentos no favorables para Ebrard por no tener una formación económica sólida y, eso puede limitar capacidad para tomar decisiones positivas en este ámbito. Es decir, el enfoque técnico que es una parte fundamental en el área, no es tan amplio y seguramente tratará de compensarlo lo político.
Así que el éxito podrá depender de su capacidad para adaptarse a las complejidades del cargo, ya que el crecimiento económico al interior, aunque se ha mantenido, no fue lo prometido, en el sexenio que finaliza. Tendremos que esperar las propuestas de esta nueva administración, la cual no podrá caer en la demagogia sino en resultados.
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