El presidente del Senado de la República, Martí Batres Guadarrama, expresó que la lucha por los derechos de los migrantes es una de las grandes batallas globales por la inclusión, que requiere decisiones humanistas y apegadas a los principios de la libertad y la democracia.
A convocatoria de la Mesa Directiva, en la Cámara de Senadores se llevó a cabo el “Encuentro sobre la Nueva Política Migratoria del Gobierno de México y la Carta de Palermo”.
En el foro, el legislador dijo que en esta época, donde la globalización se volvió el discurso hegemónico de la política internacional, las fronteras cedieron a las presiones de los grandes mercados, pero “las personas fueron relegadas”.
En este sentido, Batres afirmó que tenemos acuerdos comerciales con otras naciones que permiten la entrada de capitales “sin muchos problemas”, pero no hay convenios para que las personas transiten de un país a otro.
En pleno siglo XXI, advirtió, es relativamente sencillo trasladar un negocio de un lugar a otro en el mudo de manera legal, así como declarar “ilegales” a quienes migran de manera irregular.
A su vez, Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, de la Secretaría de Gobernación, informó que México ha sido el primer país en el mundo en cumplir con el Pacto Mundial para la Migración de la Organización de las Naciones Unidas.
Indicó que el mismo día que la ONU ratificó este pacto, aquí se puso en marcha -a contracorriente de lo que sucede en todo el mundo- una apertura de la política migratoria. Hemos generado nuevos instrumentos para atender esta coyuntura, como la creación de visas humanitarias, agregó.
Aunado a ello, previó que los programas estratégicos del gobierno federal, como el Tren Maya, el Corredor Transístmico y la refinería de Dos Bocas, tengan impacto en el mercado laboral del sur de México y en Centroamérica, ya que requerirán de fuerza de trabajo.
Además, el fondo de inversión entre México, Estados Unidos y Canadá para el desarrollo del Triángulo Norte de Centroamérica, reconfigurará el mapa del mercado laboral en la región, destacó.
Encinas refirió que cada año ingresan al territorio mexicano hasta medio millón de personas para alcanzar la frontera con Estados Unidos. Ello, agregó, demuestra que la caravana migrante que llegó a Tijuana y Mexicali “es la expresión más pequeña de los flujos migratorios en el país”.
Además, mencionó que al año hay dos millones de cruces en la frontera México-Guatemala por relaciones laborales o comerciales. De igual forma, señaló que los venezolanos se han convertido en el segundo grupo de población migrante en nuestro país.
El representante de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en México, Antonino De Leo, reconoció al gobierno mexicano por aplicar la nueva política nacional de migración con enfoque de derechos humanos. Es un cambio de 180 grados, resaltó.
Ahora hay visas humanitarias y permisos de visitantes. Lo que parecía ciencia ficción hace unos meses, hoy es realidad, celebró. También felicitó al país por impulsar el plan de desarrollo en Centroamérica, ya que será la primera ocasión en que un grupo de países, liderados por México, lancen una política que ataque las causas estructurales de la migración.
Sugirió que esa tarea se haga de manea incluyente, a efecto de dar esperanza no sólo a los países del continente, sino a todo el mundo.
A su vez, el alcalde de Palermo, Italia, Leoluca Orlando, asentó que los migrantes son un ejemplo de que en muchas ocasiones las leyes van en contra de los derechos humanos.