Ayer, estimado lector, te platiqué los motivos por los cuales la Cuarta Transformación acudió a medidas desesperadas ante la crisis financiera que vive por la caída de la captación fiscal y, en especial, por el uso de recursos presupuestales para atender la pandemia de Covid-19.
Sí. Hay desesperación política. El costo y desgaste de actuar en la cima del poder es inmenso, sobre todo en estos momentos de crisis de salud. A pesar que el trato que le han dado al Gobierno Federal, no hay críticas a actos de corrupción ni de ineficiencia ni mucho menos las gansadas de los políticos de primera línea de Morena.
La subsecretaria de Egresos de la SHCP Victoria Rodríguez Ceja, y la oficial Mayor, Thalía Lagunas Aragón, dieron a conocer que el oficio que ordena la austeridad en todas las dependencias del Poder Ejecutivo. Incluye a organismos descentralizados, órganos desconcentrados, empresas de participación estatal mayoritaria y fideicomisos públicos. Esto, a partir del segundo semestre del año.
En una medida totalmente neoliberal, por aquello de las decisiones de un gobierno anti neoliberal, que ordena no ejercer a esas dependencias públicas el 75% de su presupuesto disponible en los capítulos de materiales y suministros, así como los servicios generales.
En eso de los “servicios generales” está la disminución del uso de energía eléctrica, agua, teléfono, celular, internet, servicio postal y arrendamiento de edificios. También las asesorías científicas, técnicas o estudios e investigaciones, así como traducciones, impresión de documentos oficiales y servicio de vigilancia.
Por lo que toca al tema del arrendamiento de oficinas, ahí va a haber un problema mayúsculo. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador gasta 2 mil 82 millones de pesos por renta de 108 edificios en la Ciudad de México para asentar oficinas de 29 secretarías de gobierno y organismos de la Administración Pública. La SEP, que encabeza Esteban Moctezuma, paga casi 500 millones de pesos por 5 inmuebles. Pero además están la Secretaría de Bienestar, la Fiscalía General, la Secretaría de Cultura y otras que están sobre Paseo de la Reforma, una de las la zonas más cara del país.
Después de un disparo en las rentas de inmuebles en el gobierno de Enrique Peña Nieto, este dejó la casa limpia en el último año y lo disminuyó de 19 mil millones de dólares en cinco años (a razón de 3,900 millones anuales -alrededor de 5 mil millones de pesos al año- al tipo de cambio de aquel entonces) a sólo 2 mil millones de pesos.
Si no pagan la renta, entonces ¿a dónde los van a llevar a los empleados de esas dependencias, entre ellos los titulares de las oficinas? De Reforma a Iztapalapa. No estaría mal, para quienes les da felicidad la pobreza. Ahí estarán, en contacto directo con las carencias del pueblo.
PODEROSOS CABALLEROS: La semana pasada el exconsejero del CONEVAL, Gonzalo Hernández Licona, en mi programa de radio en MVS, platicó del incremento del ritmo de la pobreza en tiempos del coronavirus. Independientemente de la pérdida de empleos, el exfuncionario especialista en temas de pobreza social estimó que 13.3 millones de pobres se sumaron a los ya existentes. Es sencilla la reflexión. Una persona que perdió su trabajo va a refugiarse en otro que le ofrece condiciones salariales y prestaciones precarias. El gobierno -nos comentó- no quiso “entrarle” como en otros países. Estamos en el peor de los mundos, ya que la gente que está perdiendo su trabajo tiene que salir a la calle a buscarlo y se enferma. Al preguntarle si la pobreza da felicidad, Hernández Licona rio brevemente y respondió que el INEGI tiene estudios en donde se demuestra que a la gente que le va mal económicamente es menos feliz. Esos son los datos que se quieren imponer en materia económica: el crecimiento de la felicidad, lo que no es cierto, cuando hay carencias económicas, falta de bienestar y la gente sufre por frustración ante la falta de éxitos en la vida que, desafortunadamente para los pensadores de los sesentas, va en contrapelo al índice que quieren cambiar por el Producto Interno Bruto. *** Eli Lilly, que lleva Dave Ricks, reportó una ganancia mundial de 5,860 millones de dólares, un incremento de 15% comparado con el primer trimestre de 2019. La ganancia estuvo impulsada por un aumento de 22% en el volumen de compra de medicamentos y por la adopción de sus nuevos tratamientos, uno de ellos para cáncer de mama metastásico. Otro motivo de este crecimiento se debió a las tendencias de prescripción en el inicio de la emergencia sanitaria por Covid-19.
RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA: Bonafont, empresa embotelladora de agua de la francesa Danone, que en México preside Mariano Perotti, regaló a personal de salud en hospitales del IMSS, batas, cubrebocas y cobijas hechas con plástico de botellas. Las entregas se hicieron a través de “Mexicanos Contra la Pandemia”, un conjunto de asociaciones civiles que se unieron para hacer un esfuerzo conjunto para abastecer de material de contención a médicos, paramédicos, enfermeras, enfermeros y a todo el personal sanitario, según divulgó Aminta Ocampo, de Relaciones Públicas en Bonafont.
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