El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), lamenta el fallecimiento de la embajadora eminente Aída González Martínez, quien con sus aportes enalteció por décadas el Servicio Exterior Mexicano con su trabajo a favor de los derechos de las mujeres.
Su carrera diplomática es modelo por su compromiso y responsabilidad en la representación de nuestro país en el mundo, así como referencia obligada en el ámbito internacional, especialmente en temas de protección a derechos, asuntos sociales, humanitarios, y en particular, los derechos humanos de las mujeres y de la niñez.
Como una forma para honrar su memoria y legado, el Inmujeres reconoce algunos aspectos de su vida y destacada trayectoria profesional:[i]
Aída González Martínez nació en el seno de una familia numerosa, que vivía en las afueras de la Ciudad de México.
Su padre, ganadero y empresario, murió cuando ella era pequeña. Para ayudar a sostener el hogar, Aída trabajó como secretaria en la cancillería mexicana, a la par de estudiar y obtener un título universitario.
En la Secretaría de Relaciones Exteriores, entre otros puestos, fue Coordinadora de Asuntos Internacionales de la Mujer y Oficial Mayor y representante de México en diversos países.
Durante casi 50 años laboró en el sector público y representó a México en múltiples reuniones internacionales y ante distintos organismos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Obtuvo el nombramiento de embajadora eminente, y a lo largo de su trayectoria apoyó las acciones tendientes a procurar la igualdad de género dentro y fuera de la diplomacia.
Impulsó y negoció que la Primera Conferencia Mundial de la Mujer de 1975, se realizara en México, en donde participó como Representante Alterna de México
Entre 1974 y 1979 participó en la elaboración, negociación y consolidación de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), cuyas disposiciones requirieron difíciles negociaciones entre grupos de mujeres de todas nacionalidades y una intensa labor de convencimiento a los niveles de mando y decisión, tanto de los Estados Miembros como de la propia ONU.
Como representante de México ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), desde 1977 hasta 1982, fue coordinadora de asuntos laborales internacionales y representante de México para asuntos de la mujer.
En 1979, fue elegida para presidir el grupo gubernamental del Consejo de Administración de la OIT y, en 1982 fue elegida presidenta del Consejo de Administración, convirtiéndose en la primera mujer en la historia de la OIT en ocupar ese cargo.
Fue la primera mexicana en formar parte del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, participando desde su primera sesión en octubre de 1992 y hasta 1992, y de 1997 hasta 2004, siendo presidenta de ese organismo de 1999 al 2000.
Desde el Inmujeres deseamos pronta resignación a sus seres queridos y amistades. Refrendamos nuestro compromiso en promover los derechos humanos de las mujeres e impulsar las acciones y políticas necesarias para garantizarlos, tomando como fuente de inspiración los aportes de la embajadora eminente Aída González Martínez.