A fin de contribuir en la reducción de la violencia en el deporte y fortalecer la cultura de la paz, la senadora Geovanna Bañuelos solicitó al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), y a sus homólogas en las 32 entidades federativas, crear un programa especial para combatir el uso del lenguaje y actitudes discriminatorias y machistas en el deporte profesional, así como por parte de la afición.
“Existen deportes que despiertan grandes pasiones entre quienes los practican, así como en sus espectadores, sin embargo, la narrativa y el lenguaje que se utiliza tanto en las canchas como en las gradas no debe incitar a la violencia. No debemos permitir más actos de barbarie como lo ocurrido en el estadio La Corregidora de Querétaro”, sentenció.
Al fundamentar un punto de acuerdo, la coordinadora del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo (GPPT) destacó que uno de los objetivos de la práctica deportiva es la integración de las personas.
Geovanna Bañuelos también solicitó a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte que, en coordinación con las autoridades de los tres órdenes de gobierno, establezca sanciones para los deportistas y los aficionados que ejerzan violencia verbal o física durante eventos deportivos.
Asimismo, conminó a la Secretaría de Educación Pública a impulsar acciones encaminadas a concientizar a niñas, niños y adolescentes sobre las problemáticas de utilizar lenguaje y actitudes discriminatorias para contribuir a una cultura de paz y respeto de derechos humanos.
“Hay que ser claros: el lenguaje puede generar un clima de violencia, que tiende a excluir a las personas y familias que buscan en los encuentros deportivos una forma de entretenimiento y recreación”, mencionó.
La legisladora por Zacatecas, señaló que un ejemplo de lenguaje violento, es el lenguaje machista que utiliza expresiones para denigrar a las mujeres u hombres mediante el uso de oraciones o palabras que establecen, a priori, juicios de valor en el que la figura de la mujer tiene connotaciones denigrantes u ofensivas.
“Asimismo, existen otras formas de lenguaje discriminador y violento que, utilizando estereotipos en relación con el otro, es decir, buscan limitar los derechos de las personas, excluidas o inclusive negar su existencia. Tal es el caso del discurso de odio que lleva a la discriminación de personas por su orientación sexual, su religión, su color de piel u otras características físicas o relativo al lugar de origen de las personas”, apuntó.
Lamentablemente en el fútbol mexicano, el discurso de confrontación ha sido utilizado para fomentar la competencia y la rivalidad entre los equipos deportivos y entre los aficionados.
Y un ejemplo claro de esto, son los hechos registrados en el estadio de La Corregidora, en Querétaro, durante el partido de los Gallos Blancos contra el Atlas, donde se suscitó una batalla campal que dejó como saldo 26 personas heridas, de las cuales tres fueron de gravedad.
“En el fútbol o en cualquier práctica deportiva, no debe haber cabida a este tipo de conductas, por el contrario, debe ser un espacio donde se favorezca la inclusión, la igualdad y el respeto. El discurso violento genera violencia”, concluyó Geovanna Bañuelos.