Por compartir la poesía, el periodismo y la defensa por los derechos humanos y las libertades, los escritores mexicanos Javier Sicilia y Hermann Bellinghausen recibieron el primer Reconocimiento “Juan Gelman” que otorga la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, en homenaje al poeta argentino (1930-2014), voz rebelde de las letras latinoamericanas.
La ceremonia de premiación se realizó en el Foro Movimiento de 1968, en el último día de la XVIII Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México (FIL Zócalo) 2018 con la presencia de los galardonados, el secretario de Cultura capitalino, Eduardo Vázquez Martín, la coordinadora interinstitucional María Cortina, así como de Mara y Paola Stephanie La Madrid, viuda e hija de Gelman.
Con un diseño del artista plástico Saúl Kaminer, la estatua del reconocimiento fue entregada por Eduardo Vázquez Martín a Sicilia y Bellinghausen, quienes “representan plenamente ese espíritu rebelde de América Latina, de sus poetas y combatientes por la libertad, de sus místicos y de sus mejores hombres y mujeres”.
Vázquez Martín compartió una anécdota de cómo Gelman, exiliado en México de la dictadura militar en Argentina, tendió un cerco de palabras y artículos periodísticos para encontrar a su nieta María Macarena, quien estuvo en cautiverio. “Ese valor y confianza en la palabra de un poeta es la gran herencia que nos deja Juan, la de la palabra que es poesía, periodismo, activismo, lucha ciudadana”.
Javier Sicilia dijo sentirse honrado de compartir con Bellinghausen la primera edición del Reconocimiento “Juan Gelman”. “Que sólo una sensibilidad como la del poeta Eduardo Vázquez, que ha mantenido viva la cultura en una ciudad asediada por la barbarie y el crimen, podía haber concebido para enfrentar estos tiempos miserables: el del poeta vuelto defensor de derechos humanos”.
Para el periodista y fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, de todos los poetas del dolor, “Paul Celan y Juan Gelman tienen un lugar aparte: fueron víctimas directas de la violencia descomunal que atraviesa el siglo XX y XXI. Celan de la barbarie nazi que asesinó a sus padres; Gelman de las juntas militares de América Latina que en Argentina desaparecieron a su hija Nora Eva, a su hijo Marcelo Ariel, a su nuera María Claudia Irureta y ocultaron durante décadas el paradero de su nieta María Macarena”.
Recordó que cuando “la colusión de grandes porciones del Estado con el dinero de los grandes capitales del crimen organizado” asesinaron a su hijo Juan Francisco junto con seis de sus amigos, Gelman, a quien no conocía personalmente, pero admiraba y leía con devoción, “se volvió un faro en medio de mi oscuridad y mi dolor”.
Al recibir el galardón, Hermann Bellinghausen —destacado periodista, poeta y defensor de los derechos humanos frente a las dictaduras latinoamericanas—, consideró un honor recibir el reconocimiento al amparo del nombre de Juan Gelman, compañero de lucha a quien le agradeció por haber existido y escrito lo que hizo.
En el mismo foro, una hora antes, presentaron el libro “Los derechos culturales en México. La experiencia de la Ciudad de México” (Miguel Ángel Porrúa), con los comentarios del coordinador de los textos que integran el volumen, Bolfy Cottom, y los expertos en la materia de legislación cultural y autores incluidos, entre ellos Porfirio Muñoz Ledo, Jorge Sánchez Cordero, Eduardo Vázquez Martín y María Cortina Icaza.
Como explicó el antropólogo Bolfy Cottom, el libro “recoge varios ensayos de la gente que ha trabajado por los derechos culturales en la capital del país; que ha dejado su vida, su reflexión e ideas porque esta ciudad siga siendo vanguardia en la política cultural de México”.
En palabras del compilador, todos formamos parte de la capital y por lo tanto tenemos que sentirnos orgullosos de la primera Constitución de la Ciudad de México y de la Ley de Derechos Culturales de los Habitantes y Visitantes que reconocen la existencia de encuentros como la FIL Zócalo y la Fiesta de las Culturas Indígenas Pueblos y Barrios Originarios, así como la defensa por los espacios públicos, el acceso a una red de conocimiento, a las lenguas, las identidades y el patrimonio cultural.
El secretario de Cultura capitalino celebró que en el libro, Bolfy Cottom haya incluido el proceso y los diferentes actores culturales que trabajaron con ahínco para incorporar la cultura a la Constitución local.
Las experiencias que podrá conocer el lector, dijo Vázquez Martín, “son de una historia humana que me parece fundamental, la historia de cómo el país se ha hecho cargo de su diversidad, historia y patrimonio para convertirla en el fundamento mismo de nuestra nación, de nuestras identidades y también, ahora, de nuestras libertades”.
Como informó el abogado, diplomático y académico Jorge Sánchez Cordero, las tres vías que tienen los habitantes y visitantes de la capital del país para hacer valer sus derechos culturales, incluidos en el marco legal, son: la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, institución con el mandato de ser garante de los mismos en el gobierno y en toda la urbe; los tribunales de la CDMX, obligados en toda resolución a observar si han sido transgredidos, y la Comisión de Derechos Humanos local.