Hoy no pasa nada en la CDMX, porque cruzarse con una manifestación, que rompa la armonía del tráfico de una de las ciudades más grandes del mundo, ya no es novedad. Lo mejor y lo peor, es que todos tenemos derecho a manifestarnos, aunque esto cree contaminación de hidrocarburos, ruido, estrés y no se que más, pero ojalá llegue el día que no haya la necesidad de molestar a los demás, para poder ser escuchado.
Pero como duele el bache, eso sí que duele. Imagínese estar pagando la mensualidad por 48 meses y que tu llanta se dañe, con todo ring, eso sí que duele; además, los vendedores de las agencias te pueden ofrecer cualquier tipo de seguro para tu auto, menos uno contra baches, seguro sería un buen producto para aquellos que están haciendo el esfuerzo por pagar su auto, que hoy por hoy, ya no es un patrimonio ya que en cuanto sale de agencia, se deprecia.
Hoy no pasa nada en la CDMX, porque es lunes y todos salimos con muchas ganas, aunque en el fondo no sabremos sí regresaremos, ya que la seguridad del día a día y el enfrentarnos a nosotros mismos, cuidándonos de nosotros mismos, nos acostumbra a volvernos otra persona, para autoprotegernos y más aún, si en la colonia no hay alumbrado, el policía de barrio ya no existe y, hay que llegar tarde después de una larga jornada y de horas de traslado.
El mal necesario y el más placentero, es encontrar una cantidad variada de puestos ambulantes. Como dice mi amigo “Godínez”: “el mal necesario de la CDMX, es el puesto de la calle”; ya que cubre la necesidad alimenticia de todos, en el imaginario se levantarán todos los puestos ambulantes, no habría economía y abasto para millones de personas que salen todos los días a buscar el sustento.
Pero, hoy no pasa nada en la CDMX, todo sigue igual.