El Presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció porque en la marcha que realizarán el próximo domingo, no haya acarreados. Que todos los participantes lleguen por su propio pie.
Obviamente es una propuesta de risa, el pueblo bueno y sabio lo sabe, no hay movimiento en el mundo que convoque a los ciudadanos a una marcha sin un interés partidista y más cuando el máximo líder o presidente de un país lo hace.
Ayer el coordinador de los senadores del PRD, Miguel Angel Mancera adelantó que si bien será una marcha con una gran magnitud, por el poder de convocatoria, no deja de ser una marcha institucional.
Y que no ve como se pueda aplastar la otra marcha, la que se realizó en domingo pasado, pues la verdad que por más grande que sea y se llene todo Reforma, dijo que la otra marcha fue espontánea, ciudadana y esa queda ahí enmarcad, vaya es una marcha distinta.
López Obrador no deja de ser una marca con una gran aceptación de simpatizantes y con un partido con un buen número de militantes.
Tiene la fuerza en sus llamados de convocar, sin pedir que lo hagan, a los 22 gobiernos de Morena y sus propio gabinete para aportar participantes, llámese acarreados o “invitados forzosos”.
Sin embargo, la instrucción a esos gobernadores con sus municipios, todos de Morena, es aportar el mayor número de personas para lograr superar el millón y medio de manifestantes.
Como le comenté la semana pasada, el Presidente no solo quiere llenar el Zócalo sino quiere extender la columna humana hasta Reforma que rebase el Angel de la Independencia.
La idea presidencial es demostrar a los opositores el poderío de su gobierno y el respaldo del pueblo bueno y sabio, para restregárselos en su cara.
Por eso sería una broma o de risa decir que en la marcha no se llegarán acarreados, el llamado presidencial es prácticamente una orden que hasta los municipios que gobierna Morena más alejados de la Ciudad de México, ya contemplan mandar sus gobernados en columnas de camiones.
Son las famosas cuotas que se imponen en los partidos políticos y en los liderazgos y sabe la militancia que habrá un control de cumplimiento, es decir un registro para saber quiénes si cumplieron y quienes desobedecieron, porque los premios y castigos estarán a la orden del día.
Mario Delgado sabe cómo se juegan esas cartas de acarreo, lo han aprendido bien los de Morena que no son otra cosa más una mezcla del PRD y priistas resentidos.
La movilización ha sido una de las tareas que han aprendido muy bien desde que López Obrador llegó en el 2000 al gobierno de la Ciudad, ello les permitió fortalecer su estructura rumbo al 2006 donde perdió la Presidencia de México con el panista, Felipe Calderón.
Ese aprendizaje lo capitalizaron con la famosa toma de la avenida Reforma donde se congregaron simpatizantes y militantes de todo el país, un movimiento que López Obrador mostró musculo y una gran convocatoria que registró traslados de cientos y cientos de autobuses que llegaron a la ciudad capital. Un plantón que sin acarreados nomás no hubiese sido posible. Ahí está la prueba.
SE ACUSAN SENADORES DE MORENA POR PLAGUICIDAS
El presidente del Senado, Alejandro Armenta respondió que al interior de su bancada no hay confrontaciones por el hecho que dos grupos de Morena hayan presentado dos reformas de plaguicidas, una en contra de los productores y otra a favor.
Desde luego que no es un tema ligero si tomamos en cuenta que los primeros, que buscan que no haya la aplicación de plaguicidas por los efectos que causan en contra de la salud, acusaron, a sus propios compañeros que interpusieron la otra reforma que piden tres años de gracia para que surta efecto. Que atienden, ellos a intereses de empresarios.
Desde luego que esas acusaciones reventaron al interior y desnudaron la división de grupos aunque Armenta haya tratado de defender que los legisladores pueden presentar, libremente todas las reformas que consideren, vaya que no hay candados en su bancada.
Para nadie es secreto que al interior del grupo parlamentario de Morena hay una división mayúscula, basta ver los ataques contra su propio coordinador, Ricardo Monreal de parte del grupo de Claudia Sheinbaum que representa el senador, Martí Batres en voz de su simplemente, César Cravioto.
Desde Campeche, la gobernadora Layda Sansores instrumentó la campaña negra contra Monreal al exhibir llamadas telefónicas, incluso con el mismo líderdel PRI, Alejandro Moreno “Alito”, un político que fue el centro de esos ataques como represalia por no votar sus diputados priistas la reforma Eléctrica.