Carente de oficio político, de la construcción de un discurso que empate con el momento que se vive en el estado y en el país, la oposición política zacatecana está en un letargo comodino y acomodaticio, sin vida propia y sin objetivos claros a la vista.
No sólo está ausente de los medios formales de comunicación, sino incluso de las “benditas” redes sociales, donde es notoria la ausencia de acciones, verbales o de hechos, que le construyan presencia.
La llamada oposición de izquierda está, prácticamente, desaparecida. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), que gobernó durante doce años al estado (1998-2010), está enterrado en prácticamente los 58 municipios del estado y hundida en una seria crisis de liderazgo estatal, etapa que pareciera no importarle a los militantes.
Las otrora llamadas tribus perredistas además de divididas y confrontadas, están confundidas por el paso avasallante del lopezobradorismo en la elección presidencial pasada, pues aún no se reponen de la aplastante derrota a nivel nacional y local.
Por otro lado, el panismo zacatecano no se mueve de su zona de confort. La mediocridad de sus liderazgos y sus miedos a luchar auténticamente por el poder dominan su acción política en el estado, donde su estrategia se reduce a negociar las migajas que caen de la mesa del gobierno en turno.
Los albiazules mantienen una división interna que los ha llevado a abortar el resultado de la elección de su dirigencia. Lo que para Noemí Luna Ayala parecía un paseo de verano su reelección, se convirtió en una pesadilla, a grado tal que la Sala Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anuló la elección y mandató el recuento de votos en 28 de las 40 urnas de la segunda vuelta de la elección por el cúmulo de irregularidades encontradas el 9 de diciembre del año pasado.
La elección de la dirigencia panista zacatecana sigue en suspenso a más de un mes de la resolución del máximo tribunal electoral del país.
En el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) la ambición desbordante de los aspirantes a una postulación por el gobierno estatal en 2021 domina ya las relaciones internas de este naciente movimiento.
El foco de atención está puesto en las acciones que lleva a cabo la superdelegada, Verónica Díaz, a favor de David Monreal Ávila, a quien acompaña en todas las acciones que lleva a cabo el coordinador de Ganadería de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER).
Pero el alcalde de Fresnillo, Saúl Monreal Ávila, no quita el dedo de la aspiración a la candidatura gubernamental. Trabaja fuertemente porque sabe que su hermano no tiene los dados cargados y que en el camino de la sucesión gubernamental todo puede pasar.
El que tampoco descansa en su ambición de ser nuevamente postulado a la gubernatura es el senador José Narro Céspedes, pese a que en el camino ha cometido un rosario de errores y hoy registra un fuerte deterioro a su imagen política y social, debido a los excesos cometidos en el pasado y al bloqueo de la mina Peñasquito que, desde el 27 de marzo, llevan a cabo ejidatarios de Cedros y transportistas de la empresa CAVA, azuzados por el Frente Popular de Lucha de Zacatecas, franquicia que ostenta el legislador desde a década de los 70.
El pragmatismo de Narro, quien navega con bandera de izquierda, lo ha llevado desde la fundación del Partido del Trabajo de la mano de Carlos Salinas de Gortari, hasta su tránsito por el PRD y de ahí a Morena, donde gracias al tsunami electoral lopezobradorista ganó la senaduría.
En este escenario se observa la lucha interna por el control de Morena en Zacatecas, donde predominan dos visiones distintas, confrontadas: la del senador Ricardo Monreal Ávila y la de la dirigente nacional de este partido, Yeidckol Polevnsky.
En el Partido del Trabajo no se asoman escisiones importantes por el momento. Tanto la exlideresa, Geovanna Bañuelos de la Torre, como del actual dirigente, Alfredo Femat Bañuelos, no se han confrontado. Ambos ven en Morena una alianza electoral futura y por separado, construyen el escenario personal de la sucesión gubernamental.
En lo que respecta al Partido Verde, luego de los desprendimientos de la elección pasada, su dirigencia se recarga en el hombro del priísmo local, pero aguarda la hora para dar el salto electoral con quien tenga mejores posibilidades de llegar a la gubernatura.
El próximo año quizá salga de su modorra la oposición política zacatecana, para ir vislumbrando el próximo tránsito del poder en el estado… Quizá.
Al tiempo.
@juangomezac