Al ritmo de un festín musical alrededor de 200 seres fantásticos, como dragones con alas, insectos gigantes o enormes catrinas con cuerpo de escorpión, entre otros, formaron parte del 12º Desfile de Alebrijes Monumentales que partió al mediodía del sábado 20 de octubre de la Plaza de la Constitución, donde se encuentra instalada la XVIII Feria Internacional del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México 2018 (FIL Zócalo).
Muy cerca de las carpas donde se exhiben y venden libros, así como de los foros donde se presentan las actividades culturales del encuentro editorial, frente a Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, los alebrijes monumentales, algunos de más de dos metros de altura, salieron de la plancha del Zócalo capitalino para tomar la calle 5 de Mayo y dirigirse hacia avenida Paseo de la Reforma.
Los coloridos alebrijes que recorrieron calles de la CDMX son los seres fantásticos inscritos en el concurso convocado por el Museo de Arte Popular (MAP), institución que organizó el desfile.
El banderazo de salida estuvo a cargo de Walther Boelsterly Urrutia, director del MAP; Carmen Tostado, directora del Museo Archivo de la Fotografía, en representación de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, y de Jesús González Schmal, Autoridad del Centro Histórico.
Acompañados por bandas de música y bailarines, así como de cientos de personas, los alebrijes monumentales dejaron la calle 5 de Mayo al cruzar Eje Central y tomar Avenida Juárez hasta llegar a avenida Paseo de la Reforma, donde permanecerán en exhibición hasta las 20:00 horas del domingo 4 de noviembre, en las aceras norte y sur (entre las glorietas del Ángel de la Independencia y la Diana Cazadora).
De acuerdo con la institución organizadora, el desfile y concurso de alebrijes monumentales busca “fortalecer una tradición cultural moderna del arte popular mexicano y contribuir a su conocimiento, preservación y valoración”.
Los alebrijes son una tradición cultural de la Ciudad de México, que nacieron de los diseños y las ideas conjuntas del artista plástico José Gómez Rosas, conocido como el “Hotentote”, y del maestro artesano Pedro Linares, a finales de los años treinta del siglo XX, en el barrio de La Merced.
Los primeros alebrijes se realizaron en cartonería al igual que los famosos Judas que son quemados en Semana Santa. La tradición después se trasladó a zonas como Oaxaca, donde se fabrican de madera.
Normalmente, estos animales fantásticos poseen garras para aferrarse a la tierra, logrando un sentido de realidad, y alas para construir sueños y volar detrás de ellos