Alerta académica de la UNAM sobre la tecnofobia, tecnofatiga y tecnoadicción

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CIUDAD DE MÉXICO.- Si usted, lector, tiene la necesidad incontrolable de revisar constantemente sus dispositivos electrónicos (teléfono inteligente, Ipad o tablet) o experimenta el deseo inaplazable de poseer los más recientes equipos o programas para conectarse a las redes sociales, es posible que se encuentre al borde de una adicción.

Según Erika Villavicencio Ayub, investigadora de la Facultad de Psicología, ese fenómeno se relaciona con el estrés. “La adicción a la tecnología, en general, se presenta desde 1984. Se le denominó tecno-estrés porque parte de esa dependencia deriva del estrés, fenómeno global. Se divide en tres tipos: tecnofobia, tecnofatiga y tecnoadicción.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, México es el país más estresado del planeta, citó.

La tecnofobia es una tensión originada por el uso de la tecnología (Internet y los dispositivos electrónicos); la mayoría de estos casos se presenta en personas nacidas entre las décadas de los 40 y 60 del siglo pasado, porque su trayectoria laboral se caracterizó por una ausencia del uso de tecnologías como hoy lo conocemos, indicó Villavicencio Ayub. En la actualidad, algunos de ellos no están capacitados del todo, de manera que hay cierto rechazo a usarla, pues les causa ansiedad y miedo.

Respecto a la tecnofatiga, la especialista apuntó que se observa principalmente en las generaciones nacidas entre los años 60 y 80. “A ellos les tocó la inmersión a Internet; generalmente están conectados y la utilización de dispositivos móviles incrementó tanto su uso como su acercamiento con aplicaciones tecnológicas como el correo electrónico y mensajería, entre otros, pero también los puestos ejecutivos que han asumido, por lo que requieren constantemente atender comunicaciones diferentes”.

En relación con la tecnoadicción, si se sigue la línea generacional, “se encuentra más vinculada con quienes nacieron después de los años 80. Ellos están totalmente inmersos en el uso de la tecnología; reportan más esa enfermedad debido a una necesidad incontrolable de estar actualizados, metidos en las redes sociales”, advirtió Villavicencio.

A decir de la titular de la Coordinación de Psicología Organizacional de la citada Facultad, la dependencia a Internet aparece justamente cuando se incrementa sin control el uso de esos aparatos o el acceso a la red, y se manifiesta también con ansiedad desmedida si no se está conectado la mayor parte del tiempo y en cualquier lugar.

“Un punto clave para detectar a un adicto es calcular el tiempo que pasa conectado y su actitud cuando no tiene el acceso. Hay personas que salen de su casa sin el teléfono celular y se regresan porque es insoportable la sensación de vacío”, ejemplificó.

Se estima que alguien padece una adicción cuando cierta actividad repercute o afecta el desarrollo de otras áreas de la vida. Algunos jóvenes ciberadictos reducen el tiempo de interacción física con otras personas y el desarrollo del lenguaje se ve afectado, porque lo sustituyen por iconos que circulan en estos dispositivos, con lo que reducen la comunicación cara a cara, entre otras limitantes.

Villavicencio Ayub recomendó disminuir lo más posible el acceso a la web y realizar actividades deportivas y sociales para convivir y tener una vida en mayor balance.

Finalmente, destacó cualidades y ventajas de las nuevas generaciones frente a las pasadas: tienen acceso a bancos enormes de información que es importante usen sin perjudicar otros aspectos de su vida. “Mientras haya un equilibrio en el uso y su integridad, bienvenidas las nuevas tecnologías”, concluyó la experta.

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